_
_
_
_
Tribuna:EUROCOPA 2000La selección EL CUADERNO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Fútbol, fútbol, fútbol

Jorge Valdano

Como en las máquinas tragaperras, hay un instante en que todas las variables del fútbol (técnica, táctica, talento, estado de ánimo, fuerza física, azar...) se alinean y ocurre lo nunca visto aunque ya lo hayamos visto, uno de esos milagros que engrandecen este juego maravilloso, una de esas cosas que siempre les ocurre a los demás.. Cuidado con fiarse de los milagros porque son vengativos. Yugoslavia se había beneficiado de uno frente a Eslovenia (empató un 3 a 0 en contra con 10 hombres y en 6 minutos), pero se le dio vuelta en un instante adrenalítico frente a España, perdiendo un partido que tenía ganado. España fue dando tumbos, mostrando caras distintas, hasta una especie de resignación final. Pero llegó el penalti y se desencadenó la "furia española" sobre el área contraria, con delanteros de todos los estilos. Y se hizo el milagro. Quedaban seis segundos, un tiempo en el que no cabe la palabra "estrategia", en el que apenas cabe la palabra "amén", en el que cabe de sobra la palabra "gol". Una alineación desbocada, una táctica desesperada y todo el hambre de gloria atrasada de un país que no acaba de creer en su fútbol. De esa locura salió el premio gordo. El fútbol reparte crueldad y gloria sin discriminar entre escuelas, pero no lo duden, hay polvos que sólo los echan los más atrevidos. - Palabras, palabras, palabras

A la misma velocidad con la que los periódicos cambiaron sus titulares, los aficionados cambiaron su estado de ánimo. Un minuto antes era "siempre nos pasa lo mismo"; un minuto después fue "aaaaaaghghaaaghghaaghh". Un minuto antes la culpa la tenían el árbitro y la mala suerte; un minuto después el penalti fue indiscutible y el golazo de Alfonso hacía justicia. Un minuto antes los jugadores eran unos niñatos frívolos que sólo pensaban en el dinero; un minuto después fueron héroes. Los contrastes emotivos del fútbol no dejan ni una sola idea en su lugar; ésa es, al fin y al cabo, la materia de la que están hechas las imprescindibles polémicas. Los aficionados ponen el corazón, y el periodismo toma la palabra, pero los jugadores se reservan nada menos que los hechos. "Sobra Guardiola", tituló un diario deportivo después del partido frente a Eslovenia. Guardiola jugó frente a Yugoslavia y fue nombrado hombre del partido por la UEFA. ¿Sobra la UEFA? No sobra nada, es el fútbol y sus violentos vaivenes, y sus apasionadas opiniones y sus hermosas revanchas.

- El gol hizo hasta la alineación

El gol de Alfonso será recordado como uno de los más hermosos y gritados de la historia del fútbol español, pero conviene no olvidar que España fue a la Eurocopa a luchar por el campeonato, no a buscar un premio de consolación. Hasta ahora al equipo se le veía inseguro y sin alineación definida (cuatro cambios por partido). Pero los milagros sirven para muchas cosas. La confianza apareció a falta de seis segundos en el partido frente a Yugoslavia, y por un método quirúrgico. En cuanto a las dudas, el tiempo las convirtió en información privilegiada, de modo que fue el mismo campeonato quien se encargó de hacer la alineación. Todavía no jugaron juntos y Camacho aún no la dijo, pero sobre el armazón del 4-4-2 ya nos imaginamos el equipo: Cañizares; Salgado, Hierro, Abelardo, Sergi; Etxeberría, Helguera, Guardiola, Mendieta; Alfonso y Raúl.

- Raúl: teoría nº 1.000

Cuando Raúl entra en trance, vuelve a tener ocho años y vuelve a jugar en un parque. No importa si a su alrededor hay miles de espectadores, él se mete tan adentro del partido, que se desconecta del mundo. Corre, se cae, se levanta, tira, vuelve a correr, busca el balón, lo pide, presiona, se desmarca, le llega el balón, falla la patada, se cae, se vuelve a levantar, vuelve a correr, lo vuelve a pedir. Es un atacante colosal que hace muy bien lo que los defensas más sufren: salir de la jugada para volver a entrar. Así, la selección tiene, a la vez, un mediocampista y un delantero. Frente a Yugoslavia no metió ningún gol. Lógico: qué se le puede pedir a un niño de ocho años.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_