Los investigadores creen que al final de la trama están los empresarios

La investigación que lleva a cabo la Guardia Civil en Murcia y Cádiz busca no sólo al grupo que organizó la entrada en España de los 37 inmigrantes descubiertos el martes hacinados en una furgoneta en Mijas, sino también "a los empresarios inmorales que utilizan esta mano de obra para explotarla", según el subdelegado del Gobierno en Málaga, Carlos Rubio. Las autoridades buscan por tanto a los destinatarios finales de este tráfico de personas: "Se investiga la trama completa y no sólo los eslabones intermedios. La investigación no se parará cuando encontremos en Murcia a las personas que tenían que distribuir a estos hombres, sino cuando encontremos a los empresarios que estaban dispuestos a explotarlos y a aprovecharse de ellos".Fuentes de la investigación están casi seguros de que la furgoneta salió de Cádiz, donde llegaron quienes venían en barco de pesca, y que hizo una parada en Algeciras para recoger a los que cruzaron el Estrecho en patera. Rubio añadió la posibilidad de que el vehículo hubiera salido de Tarifa, lo que descartó una fuente muy cercana al caso. Un policía contó que el propio Pedro Miñarro, el conductor de la furgoneta, le dijo que el trayecto era desde Cádiz hasta Lorca (Murcia).

Los investigadores no creen que la banda que organizó este transporte sea un grupo organizado, sino que se trata de una organización ocasional. "A veces se montan organizaciones para una o dos operaciones", afirmó ayer Carlos Rubio. Según éste, la mayoría de las ocasiones "los inmigrantes llegan a través de tramas estables, con agentes en el interior de Marruecos y en la costa, enlaces en las costas españolas, transportes...". Estas mafias organizadas se dedican también al tráfico de drogas y obligan a las personas que traen a España a pasar la mercancía.

Todos marroquíes

A pesar de lo que se había informado en un principio, la policía no cree que entre los 37 inmigrantes hubiera ningún argelino. Rubio sostiene que "fueron todos identificados y eran marroquíes". También confirmó el subdelegado que "eran 37 y no 36, como oficialmente se informó durante todo el martes".

Uno de los oficiales a cargo del cuartel de Fuengirola justificó esa deficiente información en la dificultad de la identificación y en el hecho de que los norteafricanos se inventaron los nombres y dos de ellos dieron la misma filiación, lo que llevó a los guardias civiles a una confusión en el recuento.

Los números de teléfono que llevaban consigo los ahora expulsados están sirviendo de pista a la policía, sobre todo los de la provincia de Murcia. También llevaban números de Almería e incluso, según un agente, de París y otros con prefijo también francés. En principio, tanto los números de Almería como los de Francia se atribuyen a familiares de los magrebíes.