"Esta ciudad te ofrece tantas cosas que sigue siendo única"
Cuando Cristina del Valle llegó a Madrid en los primeros ochenta, se encontró con una ciudad viva en la que pudo encarrilar las inquietudes sociales y artísticas que en su Oviedo natal no podía desarrollar del todo. Crecida en un ambiente de violencia doméstica, llegó a la capital para estudiar criminología. Con el cura Enrique Castro colaboró en programas de reinserción de toxicómanos y presidiarios al tiempo que por las noches participaba en el grupo Vodevil, formado con músicos que frecuentaban el desaparecido club Rockola y que hacían funk y pop. Grabó en solitario como Cris, pero el grueso de su carrera artística lo ha hecho en el dúo Amistades Peligrosas, de éxito masivo hasta su separación, hace un par de años. Como Cristina del Valle ha retomado su carrera con El Dios de las pequeñas cosas, un disco serio con el que pretende alejarse de la imagen comercial y frívola anterior y en el que colabora desde la sudanesa Rasha hasta el gaitero Hevia, a la sazón su compañero sentimental. Cristina del Valle sigue siendo una inquieta luchadora por los derechos de las mujeres en general y de las víctimas de malos tratos en particular. Es una de las impulsoras de la activa Plataforma de Mujeres de la Cultura, que ha convocado para el próximo día 25 una marcha frente al Congreso.Pregunta.Tras un pasado musical aparentemente frívolo, ¿cuesta que la tomen en serio?
Respuesta.No. Sinceramente, creo que me respeta tanto la gente de mi profesión musical como la de los movimientos de mujeres.
P.¿Cómo lo ha conseguido?
R.Porque es una actitud seria que sé de qué va. No ven en mí una pose, que eso se notaría mucho. Mi actitud me viene desde muy pequeña, ya que crecí en un ambiente violento. Además, con Amistades Peligrosas, aunque primara lo comercial, yo me empeñaba en que también hubiera canciones más comprometidas como Africanos en Madrid o Quítate el velo.
P.¿Y no hay en su lucha social y en su propuesta musical un empeño por alejarse de lo anterior?
R.No. Es más bien un asunto de madurez. Cosas que yo tenía por ahí y que han aflorado en su momento. Además, en lo musical me gusta probar otras cosas, que pasan desde meter ritmos étnicos en mis canciones o como ahora, que estoy en el proyecto de la misa de Leonard Berstein que estrenaremos el mes que viene en la plaza del Obradoiro, de Santiago de Compostela.
P.¿Siente Madrid como cuando llegó?
R.Esta ciudad te ofrece tantas cosas que sigue siendo única para gente como yo, que absorbemos todo como esponjas. Pero la veo ahora con muchos más problemas sociales, como la vida en las cárceles, la prostitución, la violencia, la toxicomanía. Se ven como si no quisiéramos que perturbara eso del estado del bienestar.
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