_
_
_
_

Gótico del tercer milenio o disparate

En el lugar donde se alzó la torre con campanario del antiguo Colegio de Cirugía de Cádiz, posiblemente derribada durante el proceso de construcción del edificio de la Facultad de Medicina, en la década de los sesenta, hoy se alza otra torre. No mide 15 metros de altura como la original, alcanza los 28. No tiene campanario. No es una torre clásica sino contemporánea y ciertamente supera la altura de los edificios del casco antiguo, como se han encargado de recordar algunos de sus detractores.Los arquitectos Ramón González de la Peña y Javier Vellés han planificado un edificio que respeta el molde y el espíritu del antiguo Hospital Militar, donde, junto a la torre, se instalará el Consorcio Tecnológico de Cádiz, integrado por el Ayuntamiento y la Universidad, que auspician dos proyectos para estas instalaciones: El Centro Suratlántico de Tecnologías y el Centro de Formación y Apoyo a las Nuevas Tecnologías de la Información, iniciativas que persiguen la transferencia de aplicaciones tecnológicas desde los laboratorios universitarios a la empresa, la formación específica de empresarios y trabajadores, el fomento de proyectos de I + D y la expedición de certificados de calidad. Unos 3.500 millones de pesetas se han invertido en la recuperación del edificio, que durante un tiempo estuvo llamado a ser sede del rectorado.

El edificio y la torre singular se sitúan a la altura emblemática del proyecto, en una ciudad con "excesiva dependencia del sector público", según el concejal de Fomento, Fernando Sicre, y que aspira a formar más y mejores empresarios. Hace 10 años se comenzó a trabajar en el edificio, que llevaba cerrado desde finales de los setenta. Un inmueble muy ordenado, con arquitectura de calidad facturada por ingenieros militares, aunque deteriorado por el paso del tiempo y las reformas.

Los habitáculos destinados a las consultas de los médicos se han transformado en despachos y departamentos administrativos; las salas corridas de camas son ahora laboratorios. Es la idea original del edificio la que persiste. "Hemos actuado con discreción, con sistemas constructivos tradicionales para recobrar el esplendor del edificio, sin dejar rastro de nuestra personalidad", reflexiona González de la Peña. Los arquitectos lo han respetado todo: las galerías; han recuperado una cubierta de tejas que figura en la maqueta original del edificio; han restaurado pavimentos y han reutilizado los aljibes.

"Cuando estás en la línea de ser respetuoso con lo valioso de la arquitectura tradicional no tienes por qué renunciar a la contemporánea, que tiene la misma cabida en todos los lugares de la ciudad, como ha sido tradicionalmente", sostiene González de la Peña, quien agrega: "Lo que hay que exigir a la arquitectura es que sea buena, si no, no vale, sea tradicional o contemporánea, se haga en el casco histórico o en la periferia de la ciudad".

El primero en criticar la irrupción de la torre en el horizonte del casco fue el fallecido escritor Fernando Quiñones. Ahora el presidente de la Academia de Bellas Artes, el arquitecto, Javier de Navascués opina que es "un disparate" decir que "imita a las torres miradores de Cádiz, que son únicas en el mundo". Y abunda: "Es una vergüenza. No hay derecho a que se diga eso. Es un insulto a Cádiz". González de la Peña reconduce las críticas a "la falta de análisis de lo que ha sucedido a lo largo de la historia" y a no recordar que "cuando el gótico aparece se echan las manos a la cabeza".

La última planta de la torre será un mirador público que ofrecerá una visión inédita del casco, que conserva, otro medio centenar de torres miradores catalogadas de los siglos XVIII y XIX que en su mayoría pertenecieron a comerciantes acomodados. Tres de las plantas de la nueva torre acogerán un restaurante. El Ayuntamiento ya tiene tres ofertas sobre la mesa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_