_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Rato, en la trampa saducea

La gasolina y demás combustibles no es que ardan, pero recalientan la economía en términos casi explosivos. Transportistas, agricultores, taxistas, empresarios de gasolineras, han manifestado en los últimos días su disgusto y preocupación por las continuas alzas en el precio de los carburantes y la repercusión que esto va a tener sobre los resultados de sus respectivos sectores. El resto de consumidores, la práctica totalidad de la ciudadanía, rumiamos con sordina nuestro cabreo y asentimos en el silencio de nuestros hogares a las quejas que formulan los dirigentes de organizaciones de consumidores y usuarios. Además, la patronal de las grandes empresas de transportes ya ha anunciado que en breve habrá subida de las tarifas, que repercutirán indudablemente aún más en nuestro preocupante nivel diferencial de inflación respecto a Europa.A todo esto el gobierno del señor Aznar se llama a andana y su responsable de asuntos económicos, Rodrigo Rato, durante la interpelación que le formulé al respecto esta misma semana, declaró sin ambages ante el Senado que no piensa adoptar ninguna medida al respecto más allá de retóricas medidas liberalizadoras de choque, que fracasarán como han fracasado todas las que hasta ahora se han anunciado. Porque si no hay rivalidad entre las empresas no hay liberalización. Si los consumidores no disponen de más opciones para elegir, tampoco. Y si las medidas no se traducen en un oferta mayor y a precios menores no pasan de ser un brindis al sol

Negar que la subida del precio del petróleo propiciada por un cártel como es la OPEP -que ya debería estar sentado ante el Tribunal de la Haya por cometer al nivel de Estados delitos colusivos contra la competencia perseguibles al nivel de empresas según las legislaciones de los países democráticos- agravada además por la apreciación del dólar frente al euro, está en el origen del problema sería demagógico. Situar ahí toda la causalidad y negar que en la estructura interna del mercado español de hidrocarburos existe una falta de competencia efectiva no atajada ni combatida desde el ámbito y la responsabilidad del gobierno Aznar, es sencillamente inadmisible.

Y eso que el ministro Rato, y también Montoro, acuciados por las circunstancias están desmintiendo en toda regla al anterior equipo de Industria -y a su anterior titular el señor Piqué- al empezar a admitir que hay problemas de competencia en el mercado más allá del férreo enroque que Piqué hizo en torno al precio del crudo y al cambio del dólar como única justificación de los incrementos de precios.

La Comisaria Europea de Transporte y Energía, Loyola de Palacio, correligionaria de todos ellos y antigua compañera de gabinete, lo ha manifestado con una claridad admirable al afirmar, que, literalmente, "el precio de los carburantes en España es incomprensible" y que no puede deberse al simple azar el hecho de todas las gasolineras tengan los mismos precios ajustados al céntimo. Aserto que parece de lo más lógico en un sector que es un oligopolio asimétrico - Repsol controla más del 43 % de la cuota del mercado global- y en el cual el resto de empresas tiene estructuras de costes muy diferentes.

Pero es que, además, no puede entenderse cómo se mantiene la extraordinaria estabilidad que en nuestro país se da en cuanto a las respectivas cuotas de mercado por parte de los principales operadores ya que, comparando cifras de 1994 con las de 1999, son casi iguales e incluso una, CEPSA, las repite exactamente, con décimas incluso. Cuando hasta un niño de cuatro años, que alguien debería presentar ante Aznar y Rato, sabe que en un sector en el que hubiera la más mínima competencia dinámica esto no es que no pueda ser, es que es absolutamente imposible.

El Tribunal de Defensa de la Competencia, estéril, inane y castrado administrativamente con la última reforma legal que hizo el PP -que aún lo vincula más a las decisiones del Ministerio de Economía- ni está ni se le espera. Rodrigo Rato sigue en plan de Don Tancredo: como todo va bien y crecemos mucho -desde Grecia a Irlanda, incluida España- es que lo hacemos muy bien. Pero si nuestra inflación es de las peores de Europa la culpa la tiene el pobre Banco Central Europeo, al cual acaba de forzar una subida del tipo de interés que va a hacer polvo el bolsillo de cuantos tenemos hipotecas en España. Pero es que si anuncian que van a bajar tarifas, como las eléctricas, la Bolsa se les desploma, Esa es la trampa saducea en la que está cogido y nosotros, pobres contribuyentes -sobre todo por la vía indirecta en la que nos cargan el IVA sobre otro impuesto, examinen al respecto su recibo de la luz y su factura de gasolina- inmersos en sus falacias fiscales y en la incapacidad de su política económica.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Cuando un gobierno carece de autonomía política para poder enfrentarse a los grandes monopolios que nos esquilman, antes públicos, ahora privados pero dirigidos por personajes como Martin Villa, nombrados nepóticamente por ellos -para sacudirse la peste azul de las ínfulas centristas- y mantenidos después no se sabe por quién ni por qué -y ahí acaba toda su liberalización- suelen pasar estas cosas. Como que paguemos una de las tarifas eléctricas más caras de Europa, del teléfono ni hablamos y de la gasolina qué les voy a decir: en paridad de poder adquisitivo más cara que en Alemania. Pero España, indudablemente, va bien. Sobre todo para ellos.

Segundo Bru es senador del Partido Socialista Obrero Español

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_