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PATRIMONIO - RESTAURACIÓN DE LA GRANJA

El siglo XVIII vuelve a palacio

El palacio real de La Granja (Segovia) ha recuperado su imagen original del sigloXVIII, cuando fue mandado construir por Felipe V (1683-1746), el primer Borbón de España, aunque la influencia artística se debe al gusto por lo italiano de su esposa, Isabel de Farnesio, que se mezcla con el diseño francés de las fuentes y jardines del exterior. Rodeado de un bello entorno a los pies de la sierra de Guadarrama, es una de las residencias más suntuosas de Europa y sus paredes son testigo de escenas decisivas de la historia de España.Las obras, que concluyen coincidiendo con el tercer centenario de la monarquía borbónica, han barajado un denominador común, según representantes del Patrimonio Nacional, y es que la imagen interior que ofrecía el palacio no se correspondía con el diseño original, después de que CarlosIII y CarlosIV se llevaran parte de las piezas de arte a Aranjuez o al Museo del Prado, en Madrid, o de la destrucción de la techumbre de varias estancias, por un incendio, en 1918.

Con un presupuesto de 518 millones de pesetas, de una inversión que superará los 1.300 millones hasta el año 2001, junto a las restauraciones, los espacios se han adecuado a los usos para los que fue concebido el palacio, pues, por ejemplo, donde antes se ubicaba el llamado salón del trono, no hubo tal elemento, sino que era el dormitorio del rey, frente al que se sitúa la fuente de la cascada nueva. Para el delegado del Patrimonio Nacional en La Granja, Juan Ramón Aparicio, "se ha conseguido devolver el sentido histórico: las salas están igual que en el siglo XVIII, porque se han decorado siguiendo textualmente los inventarios que dejó el rey antes de morir", después de haber reunido colecciones y muebles dispersos por varias dependencias.

Gran parte del esfuerzo restaurador, según el responsable de actuaciones histórico-artísticas del Patrimonio, Juan Ramón Aparicio, se ha centrado en la pintura, tanto mural como de caballete.

La colección llegó a contar con 1.600 cuadros, principalmente de las escuelas holandesa y flamenca del siglo XVII -cerca de un tercio, en el Museo del Prado-, de los que unos 1.200, señalados con una flor de lis, pertenecían a Isabel de Farnesio, y 400, a Felipe V, marcados con el aspa de Borgoña. Curiosamente, el rey mantenía ciertas diferencias con su esposa en materia de arte, ya que era más aficionado a paisajes y batallas, frente a los cuadros de género preferidos por ella, cercanos a las escenas cotidianas y de proximidad al pueblo. Una de las piezas más emblemáticas y originales de la época en Europa, en la primera planta, es la sala de lacas, un antiguo cuarto de dormir de los reyes, que muestra la afición de Isabel de Farnesio por los charoles o lacas chinas, y la del rey por la arquitectura, con paisajes de la vida de Cristo. En la planta baja, la sala de estatuas, con copias de los originales que compró en Roma la reina Cristina de Suecia, desempeña un importante papel de tránsito entre el jardín y el palacio.

La remodelación total de la planta alta del palacio, a excepción del suelo dameado, que es el original, ha contemplado intervenciones en frescos, cornisas, arrimaderos, carpintería y electricidad, chimeneas, elementos ornamentales, mobiliario y pintura. En las salas de la planta baja se ha sustituido toda la instalación eléctrica, recuperándose el suelo de mármol diseñado por Bonavía, restaurándose estatuas y pedestales, volviéndose al estuco en sustitución de las telas de las paredes. En total se ha trabajado en 30 salas, restaurándose pinturas de 20 bóvedas, 25 cuadros de gran formato y 179 de menor tamaño o 213 muebles, de los que destacan 58 consolas de talla dorada de la primera mitad del sigloXVIII, entre otros bienes.

La reapertura de las salas, el jueves próximo, estará presidida por el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, quien también inaugurará la exposición El Real Sitio de La Granja de San Ildefonso: retrato y escena del rey, que contará con algunas aportaciones especiales del Museo del Prado, tanto de pintura como de escultura, además de libros o material de archivo.

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