Trabajadores de San Fernando se unen a la búsqueda de Jonathan
Una decena de trabajadores del Ayuntamiento de San Fernando se sumaron ayer a las tareas de búsqueda en el Jarama del pequeño Jonathan, el niño desaparecido hace 19 días en un centro comercial de la localidad. Según el Ayuntamiento de San Fernando, la Policía Judicial había pedido la colaboración de estos funcionarios por la dificultad que los agentes tenían para acceder a algunas zonas del río. Ante la falta de indicios de que se trate de un secuestro, los investigadores vuelven a manejar ahora la hipótesis de que la desaparición del chiquillo se deba a que éste se perdió y sufrió un accidente. La falta de pistas sobre el pequeño ha aconsejado a la juez de Coslada que lleva el caso que ordene a la policía que emprenda una nueva búsqueda del pequeño por las inmediaciones del afluente madrileño, que discurre a unos 150 metros del centro comercial donde fue visto por última vez el niño. La policía y los bomberos ya batieron, sin éxito, días atrás, la ribera del río sin hallar ningún rastro del niño.
Los funcionarios municipales iniciaron el rastreo de las márgenes del río a las ocho y media de la mañana, tras rociarse con un producto para protegerse de las picaduras de mosquito. Cada uno de los empleados, pertrechado con una hoz para desbrozar la densa vegetación que hay en las márgenes del río, tropezó con muchas dificultades en el rastreo debido a que en la zona también hay profundas pozas.
Las cuadrillas comenzaron la búsqueda por la orilla izquierda del río Jarama, junto a un camino que el pequeño Jonathan Vega pudo tomar de vuelta a su casa desde el centro comercial Pryca.
El pasado miércoles, la familia del niño desaparecido recibió una carta anónima con la dirección escrita en letra de ordenador. El autor del texto comenzaba expresando su solidaridad con la familia por la desaparición del chaval y luego afirmaba que el niño estaba en poder de un taxista de Fuenlabrada que usa melena y a veces coleta, y que organiza ritos satánicos en los que sacrifica a niños.
La familia entregó la carta a la policía, que tras realizar un examen, concede escasa credibilidad al escrito.
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