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El Gobierno británico retira el grueso de sus tropas de élite de Sierra Leona

El grueso del contingente de marines británicos ha abandonado Sierra Leona tras seis semanas de misión, tal y como estaba previsto. El Reino Unido, antigua potencia colonial en este país africano, deja en Lungi, la base logística de la ONU, unos 300 soldados, que serán los encargados de entrenar al Ejército local. Londres considera que los cascos azules ya están en condiciones de cumplir con su trabajo.

Los 600 marines, que reemplazaron hace seis semanas a los 700 paracaidistas que Londres envió el 8 de mayo para evitar la caída de Freetown, han tenido como misión la defensa del estratégico aeropuerto de Lungi, amenazado desde el norte por la guerrilla del Frente Revolucionario Unido (RUF). El retorno de los marines deja la protección de Sierra Leona a los casi 16.000 cascos azules de la ONU, amparados por un mandato de mantenimiento de la paz en una zona en la que ha vuelto la guerra.Los británicos mantienen a 300 instructores para adiestrar al desmoralizado Ejército de Sierra Leona. El Ejecutivo de Tony Blair se comprometió en mayo a entregar armas al Gobierno legal, al que sostienen los ex golpistas del teniente coronel Johnny Paul Koroma (antiguo aliado del RUF en 1997), la milicia de los kamajors (cazadores de montaña) y los west side boys (milicia del oeste ex aliada del RUF).

Desde el inicio, Londres escondió a su opinión pública la verdadera naturaleza de la misión. La primera versión oficial reconocía que los soldados del IBatallón del Regimiento de Paracaidistas sólo iban a evacuar a los civiles; la segunda, que defendían Lungi. Esta ha sido, también, la de los 600 marines.

Presencia de los SAS

Uno los paracaidistas británicos admitió a EL PAÍS en mayo, en vísperas de su sustitución por los marines, que en Sierra Leona había desplegados numerosos SAS (tropas de élite del Ejército británico). "Su misión no es combatir, sino detectar los movimientos de la guerrilla. Nos pasan información que enviamos de inmediato a los helicópteros o a los [aviones] Harrier".

El militar británico, que hablaba con la condición del anonimato, aseguró también que los paracaidistas habían entrado en combate con los rebeldes. "Mantenemos posiciones muy avanzadas de defensa de las instalaciones del aeropuerto de Lungi, a unos 40 kilómetros de distancia. Hemos entrado en combate con el RUF en varias ocasiones". Los marines, mejor equipados, ampliaron estas patrullas a los ríos que rodean Lungi.

La presencia de los SAS, que siempre se mantiene en secreto, no está incluida en la contabilidad de los 300 instructores que se quedan en el país. No hay información fiable de si éstos continúan en Sierra Leona en apoyo del Ejército local y sus aliados.

El paracaidista decía en mayo: "Somos los únicos soldados de verdad en Sierra Leona. La ONU no podía hacer nada, carece de tropas adecuadas. Un casco azul lleva sólo 50 balas. El otro día le pregunté a un nigeriano [de Naciones Unidas]: '¿Y qué haces cuando se te acaban?' Él respondió: 'Combatir con las manos'. Nosotros, llevamos 500 balas, pero eso no es lo más importante, disponemos de capacidad de fuego a distancia".

Con esta retirada, desaparece también la protección de sus aviones, helicópteros y barcos.

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