Perfiles

Tengo un amigo que está convencido de que Manuel Chaves es un manitas de la informática y que toma las decisiones gracias a un programa de ordenador que se ha cocinado él mismo. Según mi amigo, el presidente andaluz introduce en la máquina las variables de sexo, tribu política y provincia de procedencia et voilà, aparece la lista de los perfiles de altos cargos: hombre, jiennense y de Zarrías; mujer, independiente y de Almería; hombre, sevillano y de Caballos... Obtenidos los perfiles, sólo falta ponerles nombres. Así de fácil: más rápido que hacer un crucigrama.Creo que mi amigo fantasea, pero, bien pensado, no habría nada de malo en tomar las decisiones de esta manera. La única pega es que a las variables de sexo, tribu y provincia convendría agregar otras, como las de formación y experiencia. De esta manera no se producirían paradojas como la de que la mayor parte de los delegados de la Consejería de Empleo y Desarrollo Tecnológico no sepa utilizar el correo electrónico o que procedan de campos profesionales muy alejados de sus funciones: el de Málaga -provincia sede de un dinámico Parque Tecnológico e importante vivero de informáticos- es, aunque resulte difícil creerlo, trompetista, oficio, por lo demás, dignísimo, aunque con escasa relación con la cibernética.

En el capítulo de nombramientos del último Consejo de Gobierno, Chaves nos ha regalado otro brillante ejemplo de los resultados dadaístas que se obtienen haciendo los nombramientos sin mirar antes los currícula de los nombrados: el nuevo delegado de la Consejería de Justicia en Almería, Manuel Ceba, alcalde de Berja, es cartero. Pero no se vayan a creer, que Chaves sabe lo que se hace. Manuel Ceba no es un cartero cualquiera y tiene una larga experiencia en el mundo de la Justicia. Sus conocimientos son más que suficientes como para haber acusado a unos jueces del Tribunal Supremo de actuar "con nocturnidad y alevosía" o para describir como "linchamiento" una sentencia de este organismo.

Mucho respeto no parece que tenga este hombre a las togas, para qué nos vamos a engañar. Manuel Ceba ha sido durante casi cinco años presidente de la Asociación en Solidaridad con José Barrionuevo. Él fue el animoso organizador de esas caravanas de seguidores del ex ministro del Interior que lo acompañaron primero al Tribunal Supremo y luego, tras la sentencia condenatoria, a la prisión de Guadalajara. Aquella alegre hinchada que vitoreaba a los responsables del secuestro de Segundo Marey y daba gritos de ánimo al general Rodríguez Galindo -condenado por la desaparición de Lasa y Zabala- provocó un fenómeno de gregarismo cómplice que movió a buena parte del PSOE andaluz. A la cabeza de todo aquello estaba Manuel Ceba.

No debe de tener Ceba excesiva confianza en la Justicia. Los archivos de los periódicos y de las agencias de prensa están llenos de declaraciones suyas descalificando, por ejemplo, a los jueces de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. No cabe duda de que estaba en todo su derecho a la hora de pronunciar sus críticas. Lo que no está tan claro, ni mucho menos, es que este pasado sea el idóneo para una persona que deberá de administrar los recursos de la Justicia en una provincia andaluza.