Congreso del PSOE

Los congresos son un momento importante en la vida de los partidos. En ellos se confirman, o se transforman, los programas y los idearios, y se consolida, o se modifica, una determinada distribución del poder en el seno de la organización; muchas veces, esto último adquiere un aire de ajuste de cuentas interno, poniendo de manifiesto, con todo su dramatismo, el malestar que provoca el sentimiento de disparidad entre lo que se ha conseguido y lo que se esperaba, entre los resultados de un programa y el ideal de su doctrina.Por eso, si algo hay que agradecer al 35º Congreso del PSOE es el aparente esfuerzo por mirar hacia atrás y hacia sí mismo. Tiene motivos más que sobrados para alejarse del modelo habitual de otros congresos. No pocos han sido los errores que le han llevado a su actual situación y un "ajuste de cuentas" se hace necesario e imprescindible.

Propuestas imposibles de cumplir, otras contradictorias; pronósticos y objetivos sin incidencia transcendental en la vida de los ciudadanos y, en definitiva, el alejamiento de la realidad del día a día de la calle, del país, son motivos suficientes para cambiar programas y programadores.

Cuando se tiene el poder del Estado, el intento de cumplir los compromisos políticos contraídos no puede ser un brindis al sol ni una piadosa declaración de intenciones; su cumplimiento es un reto ineludible e inaplazable para los intereses y expectativas de todos los ciudadanos. Su incumplimiento lo pagan el partido, en las urnas, y los militantes, en su confianza y crédito políticos.

Por eso, es necesario "borrón y cuenta nueva". Restablecer la confianza de los militares y los votantes, con nuevos dirigentes que sepan reconocer cuáles son los verdaderos problemas y los grandes desafíos de este país. Sólo así el 35º Congreso podrá restablecer el crédito político y moral de los socialistas y sus votantes.- Pedro Merino Bernardino. Málaga.