El peligro de los libros

Hoy, tardecita de toros. Los señores diputados cambiaron la fecha del pleno para disfrutar esta tarde -el que quiera- con las faenas de los maestros en la corrida de la Beneficencia. En la plaza de ayer, en la Asamblea, los parlamentarios tenían el ojo en otras faenas: se subían su sueldo y el de los miembros del Gobierno. Todos en fraternal igualdad. A las posibles críticas se adelantaban sus señorías en el cafelito de sobremesa: "Pura demagogia. Poco critican que a los futbolistas les paguen 70 millones por ganar un partido". Cierto. No, si visto así, la verdad es que no hay color.Tardecita de toros, hoy. Y ayer tarde de cultura. El presidente Alberto Ruiz-Gallardón, por ejemplo, aconsejaba a la diputada de IU Dolores Ruano que, cuando pasara por un quiosco, utilizara los libros y revistas para "leer y aprender. No haga como un concejal de su partido que los utiliza contra la policía". El peligro de los libros como armas arrojadizas. Se refería el presidente a los incidentes del martes entre trabajadores de Sintel y la policía, uno de cuyos agentes fue herido supuestamente por un edil de IU en Leganés. Y parece que la gente se lió a agredir con libros y revistas a los agentes.

Hizo Ruiz-Gallardón una cerrada defensa del delegado del Gobierno, Francisco Javier Ansuátegui. La parlamentaria había empezado desgranando un rosario de actuaciones que, cuando menos a ella, la sorprendían: manifestaciones en fila india, por la acera y respetando los semáforos, cargas a aficionados de fútbol, marchas de protesta a paso ligero. En fin, que Ruano terminó pidiendo al Gobierno su dimisión.

Como la tarde se había metido en aguas culturales, el presidente aprovechó para darle a su señoría enseñanza y provecho: "La dimisión es voluntaria y se pide al interesado. Al Gobierno se le pide que cese a alguien". Ignora quizá que el Ejecutivo no puede cesar, sólo puede destituir o despedir.

A Pedro Sabando, portavoz del PSOE, Ruiz-Gallardón le vino a decir aquello de "por un lado, ya lo ves, y por otro, qué quieres que te diga". Pedía Sabando rapidez para las transferencias de Sanidad porque el retraso perjudicará al ciudadano. Y el presidente le dijo que de rapidez, nada. Que había que coordinarse con otras autonomías. Pero le adelantó al socialista que aceptaba crear una plataforma plural para abordar las transferencias.

El vicepresidente, Luis Eduardo Cortés, despachó en nada a los socialistas Dolores Ruano y Modesto Nolla. A la una le dijo que su pregunta -por qué la calificación de equipamiento público a las oficinas de la curia- estaba equivocada. Nolla preguntó qué iba a hacer en el caso del terreno sobre el que está el plató de Gran Hermano, en Soto del Real. El consejero comparó a Nolla con algunas televisiones: "Busca usted mayor audiencia preguntando cosas que no tienen importancia para el interés del ciudadano".

Habrá que admitir que más interés ciudadano tenía la pregunta de Francisco Garrido (PSOE) sobre las aguas residuales que se vierten en el Alberche. Pero, dada la rapidez con que el nuevo responsable de Medio Ambiente, Pedro Calvo, leyó -casi sin respirar- contestación y réplica, Garrido, resignado, hubo de decir que ya se enteraría de lo que le había dicho por el Diario de sesiones.