Zahovic logra cotizarse
Si Eslovenia estuvo a punto de cumplir un sueño, Zlatko Zahovic, su gran y única estrella, ya ha conseguido buena parte de su objetivo: revalorizarse lo suficiente como para conseguir un contrato multimillonario fuera del Olympiakos, el club del Pireo que le paga 270 millones anuales. El colérico jugador esloveno, un prometedor esquiador en sus tiempos adolescentes que jamás ha jugado al fútbol en su país, destrozó durante una hora a Yugoslavia con dos goles y una asistencia. Ya es una de las primeras referencias del campeonato y, sin duda, la gran amenaza para España el próximo domingo.El ex jugador del Partizán de Belgrado -donde coincidió con Mijatovic- y del Oporto, reconoce que tiene un carácter endemoniado, aunque se define a sí mismo como un tipo tranquilo... "siempre que no esté sobre el terreno de juego, porque cuando estoy en el césped realmente no sé qué me sucede que me vuelvo muy impulsivo y no acierto a controlarme". La verdad es que fuera del campo también ha dejado huellas impulsivas, como su exilio voluntario durante dos meses del Olympiakos, descontento con el trato hacia él y su familia. "Los griegos te acogen muy bien al inicio, pero luego todo cambia", reflexiona el jugador esloveno.
En su selección se siente mejor. Juega libre de toda obligación. Zurdo cerrado, Zahovic tiene gran habibilidad para el juego corto y una destacadísima llegada al área contraria, donde muestra algunos recursos de los delanteros puros, como la voracidad y el instinto. Pero al contrario que los goleadores genuinos le falta cierta frialdad ante la portería, como le sucedió en dos jugadas en solitario frente a Kralj.
En Eslovenia también es el encargado de ejecutar casi todas las jugadas a balón parado, suerte que sólo acepta compartir con Pavlin, un medio centro interesante.
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