NECROLÓGICAS
Pierre Guidoni, embajador de Francia
La radio adelanta la noticia de la muerte de Pierre Guidoni, 59 años, embajador que fue de Francia entre nosotros de 1983 a 1985. Era en aquel Madrid de aquellos tiempos cuando en París el socialista François Mitterrand, dos años después de su acceso a la presidencia de la República, templaba los primeros entusiasmos de Pierre Maurois con nacionalizaciones de las compañías de seguros y otras medidas desalentadoras y optaba por alinearse con el pragmatismo de Felipe González, atento a evitar cualquier signo de triunfalismo pese a la magnitud de la victoria electoral del PSOE con más de 202 diputados sobre un total de 350. El ministro de Exteriores, Fernando Morán, pensaba inaugurar un idilio -llegó a hablar de unos nuevos pactos de familia- con su colega, Claude Cheysson, como punto de apoyo para las negociaciones de adhesión de España a la Comunidad Europea, bloqueadas durante años por el presidente anterior, Giscard d'Estaing, aquel insoportable descendiente bastardo de Luis XV.
Pierre Guidoni, nacido en Montpellier, era un político de cuerpo entero, como fue definido en su primera entrevista con EL PAÍS (véase la edición del 2 de mayo de 1983), inmediatamente después de la presentación al Rey de sus cartas credenciales. Venía de ser elegido diputado a la Asamblea Nacional por Narbonne. Era licenciado en Derecho y miembro del Comité Ejecutivo del Partido Socialista Francés. Pertenecía al grupo CERES, que había quedado algo desplazado del poder tras el reajuste ministerial a favor de los rocardianos, y acababa de publicar un libro, Le socialisme et la France. El nuevo embajador era miembro honorario del PSOE y conocía a Felipe González desde 12 años antes, cuando el congreso de Toulouse, predecesor de Suresnes, donde se lanzó Isidoro y del que ahora muchos quieren abjurar.
España ya había hecho sus deberes de la transición, había vencido al golpismo, pero seguía golpeada por el horror del terrorismo y el desencuentro hispanofrancés alcanzaba temperaturas de incandescencia. Francia todavía tardaría algunos años en cambiar su persperctiva de que ETA era un problema estrictamente español y en ofrecer la leal cooperación que ha ido forjándose después, eliminando el carácter de santuario que el territorio francés tenía para los terroristas etarras. El embajador Pierre Guidoni leía en la prensa cada mañana columnas incendiarias que reclamaban la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países, pero se esforzó por impulsar una reconciliación de la que la asociación Diálogo, de amistad hispano-francesa, fue un activo instrumento. Guidoni propició los acuerdos que permitieron el primer encuentro a solas González- Mitterrand el 1 de diciembre de 1983 en torno al terrorismo. Años después publicó en EL PAÍS (véase la edición del 23 de enero de 1995) su punto de vista sobre el caso GAL y afirmó que la implicación del Gobierno de Madrid era vista en París como algo psicológicamente inverosímil, políticamente absurdo y técnicamente imposible.
Pierre Guidoni había sido también presidente del Instituto del Mundo Árabe y embajador en Argentina. En la actualidad era delegado interministerial para el Codesarrollo y las Migraciones, y mañana debía intervenir en Madrid en un encuentro convocado por Diálogo sobre la cuestión de las migraciones en la UE.- M.A.A.
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