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Un guardia civil muere y otro desaparece cuando buscaban a dos ahogados en el río Llobregat

La violenta tormenta que el sábado azotó la Cataluña central se ha cobrado ya cuatro víctimas mortales. Ayer, un guardia civil murió ahogado y otro desapareció al volcar la zodiac con la que rastreaban el río Llobregat en busca de dos hermanos de Esparreguera (Barcelona) que habían sido arrastrados el sábado por la tromba de agua. En Sant Vicenç de Castellet, una anciana de 83 años había muerto también ahogada la víspera. Las lluvias remitieron ayer y lentamente las localidades afectadas recuperaban la normalidad. Se tardará meses en reparar los graves daños materiales.

Los equipos de rescate habían localizado ayer los cadáveres del agente de la Guardia Civil Manuel Fernández Sánchez Garzón, de 46 años, y de los hermanos de Esparreguera Antoni y Jordi Sánchez Justo, de 24 y 20 años, respectivamente. Helicópteros, bomberos, Guardia Civil, policía local, Cruz Roja y voluntarios seguían rastreando el río Llobregat a última hora de la tarde para intentar localizar a Cristóbal Moreno Farfán, de 36 años.Ambos agentes formaban parte del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Barcelona. El comandante Santiago Quiñones, jefe de la oficina de prensa de la Guardia Civil en Cataluña, experto submarinista y antiguo jefe del GEAS, explicó ayer que los dos fallecidos seguramente fueron absorbidos por uno de los muchos remolinos que forma la crecida corriente del río Llobregat. "Es la explicación más lógica", señala. "Llevaban sólo los trajes isotérmicos, que tienen una altísima flotabilidad, tanta que para hundirse hay que lastrarse con 12 kilos de plomo. No hacían inmersión, iban por la superficie con la lancha, porque las aguas del Llobregat bajan llenas de barro, lo que hace inútil sumergirse porque no hay visión, y eso dos submarinistas expertos lo saben. Por tanto, la explicación más racional señala que, necesariamente, un remolino los tuvo que llevar al fondo del río durante varios minutos", explica el comandante Quiñones.

Hundidos con el puente

Los hermanos Antoni y Jordi Sánchez Justo, a quienes buscaban los dos guardias civiles, habían desaparecido el sábado por la mañana cuando se dirigían a un polígono industrial de Esparreguera donde trabajaba uno de los jóvenes. Todo indica que el vehículo de los hermanos se hundió con el puente de la N-II entre Esparreguera y Abrera y fueron arrastrados por la riera Magarola. El vehículo fue encontrado el mismo sábado, completamente destrozado y con las llaves puestas, en las proximidades del puente, construido hace 10 años. Durante la tarde de ayer un helicóptero de la Jefatura Provincial de Tráfico localizó el cadáver del mayor de los hermanos, Antoni, en las inmediaciones de la depuradora de Abrera. Poco después se halló el cuerpo del guardia civil Manuel Fernández Sánchez Garzón y más tarde se encontró sin vida al segundo de los hermanos desaparecidos. Los dos agentes han sido ya condecorados por el ministro del Interior con la medalla al mérito de protección civil con distintivo rojo.

El Ayuntamiento de Esparreguera, uno de los municipios más castigados por la tormenta de lluvia y viento, aprobó, en un pleno extraordinario celebrado en la noche del sábado, solicitar la declaración de zona catastrófica. El pleno acordó asimismo reclamar la gratuidad de la autopista entre Lleida y Barcelona con el fin de reducir el tráfico entre ambas ciudades por la autovía mientras duren las obras de reparación del puente de la N-II y del gran socavón que se produjo unos centenares de metros más adelante, donde la fuerza del agua se llevó unos 20 metros de calzada.

Volver a levantar el puente y reparar el socavón requerirá unos cinco meses de trabajo y supondrá un coste de unos 1.000 millones de pesetas. Durante este tiempo, los más de 35.000 vehículos que pasan diariamente por este tramo de la N-II, una de las principales vías de acceso a Barcelona desde Lleida, deberán circular por el interior de Esparreguera, lo que ocasionará importantes problemas de tráfico.

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El consejero de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat, Pere Macias, dijo ayer que se aconsejará a los camiones que circulen por la autopista, con la posibilidad de no pagar peaje, y consideró "temerario y prematuro" hablar de deficiencias en el puente hundido, mientras Esquerra Republicana señalaba que las columnas del puente viejo estaban blindadas contra las riadas al contrario que las del nuevo y anunciaba que pedirá responsabilidades al Gobierno.

Macias anunció que esta misma semana se empezarán a evaluar los daños causados en los núcleos urbanos de Cataluña para ver "qué tipo de ayudas pueden habilitarse y si es necesaria o no la declaración de zona catastrófica". El Ayuntamiento de El Vendrell (Tarragona) ya anunció ayer que pedirá que el municipio sea declarado zona catastrófica.El Departamento de Gobernación y Relaciones Institucionales de la Generalitat anunció una partida presupuestaria urgente para atender los servicios municipales básicos que han resultado dañados por las lluvias, como alcantarillado, caminos municipales y redes de suministro de agua.

Aunque ayer cayeron precipitaciones en algunos puntos de Cataluña, el Instituto Nacional de Meteorología informó de que habían finalizado las tormentas. El servicio ferroviario quedó restablecido en los tramos afectados de la zona central y sur de Cataluña. Los más de 7.000 abonados que se quedaron sin corriente durante todo el sábado recuperaron ayer el suministro eléctrico.

Desolación en Montserrat

Los monjes del monasterio de Montserrat mostraban ayer su desolación por el escenario que dejaron los 237 litros por metro cuadrado de agua que cayeron el sábado sobre la montaña. La infanta Cristina y su esposo Iñaki Urdangarín se desplazaron hasta el monte donde supuestamente se halló hace siglos la imagen de la Virgen de Montserrat. Allí pudieron comprobar los graves desperfectos que produjo la lluvia en un monasterio emblemático que ha sufrido graves inundaciones en 1973, 1986 y 1994. Asimismo dos incendios en 1986 y 1994 habían devastado la vegetación de media montaña.

"Dentro de la desgracia que hemos padecido, hemos tenido la suerte de no tener ninguna víctima", se consolaba el monje Joan Vinyeta mientras los trabajadores de los restaurantes y del monasterio se esforzaban en sacar el lodo y el barrio de las instalaciones inundadas.

Pese a que los daños materiales en el monasterio son incalculables, el rico patrimonio histórico-artístico que contienen sus museos y su biblioteca no se ha visto afectado por las inundaciones.

El recinto de la iglesia y las dependencias de los monjes tampoco se vieron perjudicadas por la tromba de agua que en una hora descargó en la montaña.

"El edificio donde residen los niños de la Escolanía de Montserrat se evacuó cuando en algunas habitaciones ya había un palmo de agua y justo un momento antes que cediera uno de los muros posteriores del edificio", explicaba ayer el prior de la comunidad, Josep Maria Cardona.

Entre las instalaciones afectadas por la virulencia del temporal figura la Santa Cueva lugar del hallazgo de la talla de la virgen, el camino que lleva a la misma y los dos funiculares de la montaña. De estas instalaciones se ha salvado la maquinaria de arrastre, el cable y las construcciones superiores.

El monasterio quedó incomunicado el sábado debido a los derrumbes de tierra y piedra sobre la carretera de modo que unos 500 visitantes del monasterio tuvieron que ser evacuados en un helicóptero hasta el aeropuerto de Sabadell.

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