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La consejería, por la distribución

La Consejería de Educación, después de escuchar la queja de los partidos de la oposición, los sindicatos y las asociaciones de padres, no realojará a los 42 alumnos del colegio Orozco Miret en el Lope de Vega, otro centro situado a 300 metros, que ya cuenta en sus aulas con un 90% de chavales con necesidades de compensación (gitanos, inmigrantes y de familias marginales), sino que los distribuirá por otros colegios de la zona para evitar que la historia del Orozco se repita. Con este propósito, tampoco escolarizará al medio centenar de niños gitanos que hay en el Emilio Callejo (otro centro de Carabanchel) en el República de Colombia, que atiende a un 95% de este tipo de chavales. Porque, aunque también cerrará este centro el próximo curso, la consejería ha optado por distribuir a los chicos en varios colegios de la zona.

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La inspección está en contacto con las familias para convencerlas de que no se matriculen en grupo. Para la Asociación Secretariado General Gitano eso no es excusa. "Lo que no se puede argumentar en estos casos es que existe libertad de los padres para elegir el centro. La Administración tiene que velar por este derecho", dice Isidro Rodríguez, responsable en Madrid.

Esta vez, la consejería lo quiere "hacer bien". Piensa mantener a los familiares en un mismo centro y distribuir al resto de los alumnos "entre públicos y concertados". En algunos casos, los padres han expresado preocupación por el coste del uniforme y otros gastos en estos centros, pero la consejería les ha dado un mensaje tranquilizador: "Intentaremos sufragar estas diferencias".

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