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LA CRISIS DEL PAÍS VASCO

El PNV sancionará su nueva línea política en una asamblea nacional extraordinaria en julio

El PNV convocará en julio a su asamblea nacional, máximo órgano del partido, para ordenar el debate interno sobre la futura orientación de su política de pacificación y normalización y validar el cambio. Éste se plasmará en una nueva propuesta, que se constituirá en el eje de la nueva etapa. El documento incorporará las reflexiones que el lehendakari, Juan José Ibarretxe, ha ido exponiendo en varias comparecencias en las últimas semanas. Los peneuvistas se esfuerzan para que la reconducción de su política se realice de forma ordenada y evitando la atribución de responsabilidades personales.

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La máxima preocupación en el PNV es que la apertura de esta nueva fase, que supondría el punto final a la estrategia abierta con la Declaración de Lizarra, y por la que se inclina la mayoría de su ejecutiva, no suponga el enquistamiento de posturas y la instalación en una crisis que divida al partido en dos sectores.Ése es un riesgo abierto ahora mismo, dadas las posturas divergentes de las ejecutivas de Vizcaya -territorio donde el PNV tiene el 70% de su militancia-, principal impulsora del cambio, y de Guipúzcoa, firmemente aglutinada en torno al portavoz del partido y cabeza visible de la fase que se quiere dar por concluida, Joseba Egibar.

Las fuentes consultadas reconocen lo delicado de la situación, pero intentan quitarle hierro y confían en realizar "un tránsito ordenado", protagonizado por todo el partido. "Lo mismo que se zanjó la etapa del Pacto de Ajuria Enea, debemos ahora superar juntos la de Lizarra", afirman.

Para ello, señalan esas fuentes, la reflexión y las propuestas que se sometan a la consideración de la asamblea, que se celebrará con toda probabilidad en julio, evitarán entrar en el peligroso terreno de la atribución de responsabilidades personales. "No existen errores individuales", se afirma tajantemente. El partido asumirá en su conjunto la política de los dos últimos años, incluidos los errores cometidos. Y seguirá reivindicando sus aspectos positivos, entre los que se resalta haber alumbrado el periodo más largo de inactividad de ETA, desaprovechado, se insiste, por el PP y el Gobierno.

Ruptura con EH

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El elemento de fricción que primero debe afrontar el PNV, y que quédó sobre la mesa en la reunión de su ejecutiva del pasado lunes, es la forma que debe adoptar la ruptura de todos los pactos con Euskal Herritarrok. Una parte del Euzkadi Buru Batzar (EBB), la dirección del partido, se inclina por ejecutarla de inmediato, en un único acto, y comunicarla en una próxima comparencia pública.

Sin embargo, los protagonistas directos de la interlocución con los radicales prefieren un proceso escalonado. Creen que esta última opción sometería a más presión a la marca electoral de Herri Batasuna, porque suscitará el debate y las contradicciones en su seno en cada localidad.

Los partidarios de efectuar un "corte limpio" en los acuerdos con EH defienden esta opción con el convencimiento de que ese escalonamiento se volverá contra el PNV y le provocará un mayor desgaste, ya que cada uno de los pasos dará ocasión a reproches por los que aún le falten. La nueva propuesta mantendrá la vigencia de la ponencia aprobada por unanimidad el pasado mes de enero, en la que, se asegura, cabe un "cambio de agujas" como el que se persigue. La apertura de lo que Deia, periódico próximo al PNV, denominaba ayer "una nueva fase estratégica" tendrá por núcleo las reflexiones expuestas por el lehendakari en comparecencias recientes, como su conferencia en el Palacio Euskalduna, la semana pasada. Ibarretxe explicó ante 1.300 personas su voluntad de cerrar una etapa que estuvo marcada, según dijo, "por la incomunicación, la división y la acumulación de fuerzas partidistas" y abrir otra con el concurso de "todas las voluntades".

Además de la ruptura del pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Durango, el PNV ha adoptado otra medida de distanciamiento respecto a Euskal Herritarrok y ha descartado responder a la propuesta "de transición" que los radicales le enviaron, lo mismo que al otro partido nacionalista, EA, hace un mes, y a la que planeaba contestar con una síntesis de la ponencia aprobada en la asamblea general de enero.

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