Dar ejemplo

Si Manuel Chaves estuviera por la labor, podría llegar a la conclusión de que sería muy rentable para la izquierda tomar la iniciativa, dar ejemplo de que, aunque España vaya bien, todo tiene mejora. En esta legislatura, Chaves tiene en sus manos demostrar qué diferencias pueden existir entre un Gobierno de derechas y uno de izquierdas. Pero, tal y como se vienen planteando las cosas, no parece que sus inquietudes -por pereza o por falta de ánimos- vayan en esa línea.Es bastante chusca la respuesta que ha dado la Junta a la iniciativa del PP para que los directores generales de Canal Sur sean elegidos por el Parlamento. Si la iniciativa del PP es desvergonzada y cínica, la respuesta de la Junta es grotesca: ha pedido que se establezca el mismo mecanismo para todas las televisiones públicas. Es decir, ha aplicado el argumento de "y tú más", que es el que esgrimía el PP cada vez que, en la última legislatura, se ventilaba en público uno de sus casos de corrupción.

Carece de sentido exigir reciprocidad o uniformidad en estos asuntos. De hecho, Chaves no ha aplicado este principio -sería absurdo- cuando ha llevado a cabo sus medidas más populares, como el incremento de las pensiones o la barra libre de laxantes para los jubilados.

La izquierda siempre ha gustado de los gestos testimoniales y pedagógicos. En esta línea estaría bien demostrar, en vivo, que puede existir una radiotelevisión pública independiente del poder. Bastaría con poner en práctica las recomendaciones hechas al respecto por el foro Andalucía en el Nuevo Siglo, cuyos expertos, a estas alturas, tienen que tener una amarga sensación de pérdida de tiempo. Ya de paso, también podrían revisarse a fondo los contenidos de Canal Sur, que en nada se diferencian de los de su gran competidora en zafiedad, la televisión autonómica valenciana, regida por el PP.

Más ideas: destrozada ya la Costa del Sol, los especuladores están a punto de cargarse las orillas del Sur de Cádiz. No me imagino a Chaves mejorando las normas de ordenación del litoral impuestas por el PP en Baleares, pero bastaría con una versión light. Y, para lanzar un pulso izquierdista a Aznar, podría introducir la ecotasa, un invento que no es ninguna chaladura de los ecologistas: este impuesto, que no tiene por qué retraer la demanda turística, incrementaría en más de un 50% el presupuesto de la Consejería de Medio Ambiente.

También podría renovar Chaves el look de su Gobierno, y, en general, de los cargos públicos del PSOE. Darles un tinte socialdemócrata escandinavo: acercarlos a la gente y hacerles bajar de los coches oficiales. Una de las ideas que Aznar ha logrado imponer es que su partido representa la modernidad. Y, a pesar de la profusión en sus mítines de señoras enjoyadas y con mechas y de señores meapilas, es cierto que el PP ha restaurado de forma excelente la imagen de la derecha. Chaves no haría mal sacudiéndose algunos veteranos cargos de confianza de maneras tabernarias y sustituirlos por gente educada.

Demostrar que hay diferencias entre derecha e izquierdas no es sólo un asunto pedagógico. Puede resultar decisivo para la supervivencia del PSOE. Si no, aquí también, dentro de cuatro años, ganará el PP. Aunque presenten a Bartolín.