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Las dos nuevas empresas afrontan su futuro con una cómoda posición en los mercados

La posición de partida de las dos empresas que obliga a crear el juez no está nada mal: la compañía encargada de los sistemas operativos parte con una cuota de mercado del 82% y la dueña de los programas y aplicaciones disfruta de un 94%. Este argumento que ofrecen los números del mercado ha despertado el debate sobre la conveniencia de romper un monopolio para crear dos. Varios expertos solicitaron la creación de tres compañías (una para Internet) y otros, la división en empresas con los mismos productos para fomentar la competencia entre sí.

La sentencia deja tantas ramificaciones empresariales como incógnitas en su aplicación. Hasta que la compañía no haga público su primer boceto de segregación ("reorganización", insisten en llamarla en Microsoft) nada se sabrá sobre el reparto de los 32.000 trabajadores o la separación de los derechos intelectuales de la empresa actual. Aún así, el valor de las empresas resultantes de la división es descomunal en ambos casos: cada una de ellas es comparable en su valor al de la petrolera Exxon Mobil. Hay una comparación más significativa: las dos compañías que se repartirán Microsoft parten con un valor que multiplica por dos al de la poderosa America Online o por 10 al del fabricante aeronáutico Boeing.

Microsoft no obtiene sus mejores ingresos por la venta del sistema operativo Windows sino por la comercialización de aplicaciones y programas. Windows sólo le da a la compañía el 41% de sus ingresos; la mayor parte de los beneficios parten de la venta de programas, y seguiría siendo así incluso aunque se hubieran separado de esta filial los productos de Internet.

Según las estimaciones, la comercialización de sistemas operativos va a proporcionar a la compañía unos 9.250 millones de dólares en el año fiscal estadounidense que concluye el 30 de junio.

Los programas de aplicaciones, omnipresentes en las oficinas y los ordenadores de todo el mundo (como el procesador de textos Word, la hoja de cálculo Excel, la base de datos Access, el asistente Outlook, etc.), junto con las aplicaciones para redes y servidores, son responsables del 46% de los ingresos de la empresa, 10.470 millones de dólares si se cumplen las previsiones de este año.

Finalmente, el 13% del negocio -2.980 millones de dólares- corresponderá a los productos de hardware (teclados, ratones, etc.), juegos de ordenador y negocios de Internet, aunque éstos en algunos casos son más experimentales que rentables, como la Microsoft Network que trató de competir con America Online, el web de viajes Expedia, y la WebTV que todavía intenta despegar.

Acciones y directivos

A Microsoft le corresponde también ofrecer un plan de reparto de los 17.800 millones de dólares que la compañía conserva como reserva en metálico. Obviamente habrá que seccionar las sedes (quizá con la partición su histórico complejo central en Seattle) e, incluso, el nombre: sólo una de las dos empresas podrá conservar la denominación Microsoft. Y, por supuesto, sólo una podrá tener a Bill Gates al frente. De hecho, el cofundador de la compañía y sus directivos sólo podrán tener acciones de una de las dos nuevas empresas, que no podrán fusionarse ni alcanzar acuerdos estratégicos.

Aunque en general el futuro no parece oscuro para las empresas resultantes, hay analistas que predicen un declive en el valor de las acciones. Expertos de Thomas Weisel Partners aseguran que las acciones de la compañía que se encargue de los sistemas operativos quedarán estabilizadas en torno a los 20 dólares, mientras que las acciones de la empresa dedicada a los programas valdrán unos 25 dólares. La suma de estos valores queda muy por debajo de los 70 dólares por acción a los que cotizó Microsoft en los últimos días, y eso que se trata de un mínimo histórico.

En lo que todos coinciden es en que será la empresa de aplicaciones la más rentable, siempre por encima de la dedicada a sistemas operativos. Los analistas de Goldman & Sachs también predicen que los principales directivos de la compañía actual "huirán" hacia la empresa de aplicaciones y dejarán descabezada a la de sistemas operativos. "Nadie se querrá ir a la compañía de Windows porque se va a quedar sin ningún negocio interesante", asegura Rick Sherlund, para quien "todas las oportunidades de crecimiento estarán en la compañía que se dedique a las aplicaciones".

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