La contrata

Dice el PP de Alicante que no informará de los pormenores sobre la contrata de limpieza viaria de la ciudad para los próximos 12 años hasta que Luis Díaz Alperi deje de viajar, porque el alcalde, escaldado de su anterior mandato, ha impuesto el dominio absoluto de la información y nadie tiene permiso para hablar en su ausencia. El caso es que el munícipe anda estos días por tierras gaditanas en viaje oficial, que inició al poco de regresar de Japón, donde profundizó en el arte del hermanamiento con la comunidad nipona. Entre vuelo y vuelo parece que firma algún decreto, y no hay que ser diestro en artes adivinatorias para sospechar que ha seguido de cerca el proceso político-administrativo abierto para adjudicar un servicio público por el que las arcas municipales pagarán no menos de 100.000 millones de pesetas.El caso es que, por imperativo legal, el contrato se debe firmar antes del 1 de julio, fecha en la que expira la actual contrata, que no se puede prorrogar. Y estamos a siete de junio. O lo que es lo mismo: quedan 17 días hábiles para concluir el expediente, lo que obliga a correr. Y ya se sabe que toda carrera implica el riesgo de perder la zapatilla, y sin zapatilla es fácil tropezar.

Tan apurados están de tiempo para resolver esa contratación histórica, por voluminosa, que de momento han decidido rechazar de un plumazo las más de cien alegaciones presentadas al modelo de limpieza viaria objeto del concurso, para ahorrar unas semanas, y hasta se les ha olvidado (¿?) trasladar a la oposición la documentación aportada por las empresas aspirantes, incluida la que parte como clara favorita por aquello de demostrar que a la hora de marcar goles se lo sabe montar, dentro y fuera del terreno de juego.

Siempre se ha dicho que las grandes contratas de servicios se resuelven en Madrid, y no en el municipio afectado. A lo mejor eso explica las ansias viajeras, o que el concejal del ramo ponga cara de póquer cuando se le plantean defectos de forma en la convocatoria. Nada que decir hasta saber si el Hércules asciende.