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Tribuna:NEGRITAS
Tribuna
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Aires atlánticos

Tereixa Constenla

Una cita atlántica con temperaturas saharianas. Ante la parquedad musical de Sevilla, el cartel de la tercera edición del Festival de Música de los Pueblos relució como un solete. La Vieja Trova Santiaguera, el quinteto con los octogenarios más jóvenes del son, e Ismael Lô, el senegalés que encandiló a Pedro Almodóvar con Tajabone después de hartarse de trabajar en la hostelería canaria, abrieron un certamen de calidad en el monasterio de San Jerónimo. Un marco apropiado y bello, pero falto de papeleras. El entorno quedó hecho un asquito y, al menos por una vez, no fue achacable a la falta de civismo del público.La escasa previsión de los organizadores municipales no sólo quedó patente en la ausencia de contenedores para la basura, también para mitigar los calores. Citar a Kepa Junquera y Oskorri en la plaza del Salvador a las 12.30 del sábado, por muy incombustibles que sean en lo musical, obligaría a un mínimo de sensibilidad. Un toldito, por poner. Los espectadores podían refugiarse bajo mínimas sombras, de árboles o edificios, pero los músicos se desintegraban directamente, aunque sin perder el humor: "Somos del Sur.. del País Vasco".

Hasta los mexicanos de la big-band Los de Abajo, familiarizados con los subidones de México DF, sudaron lo suyo en la plaza de San Francisco sin poder hacer una escapadita hasta alguna fuente cercana, como algunos asistentes al concierto o de refrescarse con algún pulverizador, que circuló entre el gentío.

El programa, pues, bien, gracias. La nula previsión oficial para rebajar el sofocón y evitar que el monasterio de San Jerónimo se convirtiese en un basurero, bastante peor. Si le dedicasen la tercera parte del esmero que reservan los organizadores municipales para otros saraos clásicos, el festival podría erigirse en un cita envidiable.

Tener en Sevilla, en menos de 48 horas, nueve conciertos de calidad razonable (a los citados hay que sumar Maíta vende Cá, el cantautor angoleño Waldemar Bastos, el percusionista brasileño Rubem Dantes y el grupo Afrikadromo, que hicieron un pasacalles vistoso) resulta tan excepcional que casi parece increíble. Como la respuesta del público, que se volcó en el certamen a pesar de los calores y demostró la falsedad de quiénes afirman que las citas musicales están condenadas al fracaso en la capital andaluza. Ni a 40º.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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