Microsoft declina una oferta para trasladar su sede a Canadá y evitar así que el juez divida la empresa en dos
La compañía Microsoft ha negado que entre sus planes de futuro esté la posibilidad de trasladar su sede principal a Canadá. Una información difundida por la BBC en sus páginas de Internet aseguraba que delegados del Gobierno de Canadá se habían puesto en contacto con la empresa de Bill Gates para ofrecerles el traslado de su cuartel general a este país a cambio de un marco legal y empresarial más favorable que el que ahora sufre Microsoft, que teme una sentencia la semana próxima que obligue a la compañía a dividirse en dos por violar la ley antimonopolio.Según la noticia difundida por la corporación británica, las autoridades canadienses han ofrecido a Microsoft un tratamiento favorable en todos los sentidos a cambio de la deslocalización de la compañía, que parece a todas luces poco probable.
La hipótesis significaría para Microsoft un salto de apenas 150 kilómetros de distancia -los que separan su central en Seattle de la ciudad canadiense de Vancouver-, que roza el terreno de la ciencia-ficción. Los vínculos históricos de Microsoft y de Bill Gates con la ciudad en la que ha montado su imperio hacen improbable una decisión en ese sentido.
Según Jim Cullinam, portavoz de Microsoft, "no es cierto que tengamos intención alguna de trasladarnos. Estamos muy felices en Seattle". Cullinam aprovechó para mostrar su convencimiento de que ganarán el juicio antimonopolio "en el sistema judicial estadounidense".
Microsoft nació en Seattle en la década de los setenta. Su complejo central en Redmond, en las afueras de esa localidad, forma una auténtica ciudad en miniatura en la que trabajan y viven más de 20.000 personas. La suntuosa mansión de Bill Gates está situada en la bahía de la ciudad, cerca de la sede de la compañía.
Según la BBC, el encargado de hacer la propuesta por parte de Canadá ha transmitido a Microsoft que la empresa es "bienvenida" en ese país. Según la información, el proceso antimonopolio por el que la empresa está a punto de ser condenada proporciona a Canadá una excusa perfecta para atraer a su suelo a una de las compañías más valiosas del mundo.
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