Cuestión de competencia

Ignacio Aldecoa contaba que el pan de los pobres se corta con navaja, no se parte. Para no perder ni una miga. Pero las navajas, ahora -antes también- no parten hogazas, parten almas. Ayer, en la sesión de preguntas de la Asamblea, el diputado socialista Óscar Iglesias planteó qué hace el Gobierno para evitar tanta navaja como hay suelta. Y dio datos estremecedores: en abril, más de 20 agresiones. En mayo, 33. Parece que todo el mundo lleva su faca en el bolsillo: seis de cada diez jóvenes de los que forman bandas urbanas se echan a la calle con el pincho en la faltriquera. El consejero de Justicia, Carlos Mayor Oreja, vino a decir que aquello no era competencia del Gobierno regional. Y cuando el socialista Iglesias le hizo ver que si había navajas era porque alguien las vendía y para eso había una Ley de Comercio, el consejero le dijo que esos asuntos los llevaba su compañero el consejero de Economía, Luis Blázquez. Total: que nada. Porque Blázquez estaba sentado a su lado, pero como nadie le había preguntado, calló. Eso sí, Mayor Oreja dio datos de las armas blancas que había incautado la Guardia Civil en lo que va de año: 563, una tercera parte de todos los aceros requisados en 1999.

El consejero, además, disparó hacia arriba. Las reclamaciones, dijo con otras palabras, al maestro armero, que en este caso es el Ministerio del Interior: "Le guste o no le guste, no podemos dar lo que no tenemos. Para eso está el Ministerio del Interior, que es quien tiene las competencias de orden público". O sea, que uno porque no tiene competencia -Mayor Oreja- y otro porque no fue preguntado -Luis Blázquez-, nadie respondió a la pregunta del diputado socialista. Los viejos cuchillos se quedaron tiritando bajo el polvo, que diría Lorca.

Lo de las competencias es algo bastante socorrido. El consejero de Sanidad, José Ignacio Echániz, tampoco se sintió muy concernido por la pregunta de la diputada de IU María Luisa Sánchez Peral. Quería saber la parlamentaria qué actuaciones se iban a llevar a cabo con los enfermos de Alzheimer. Y el consejero también se agarró a la falta de competencias, aunque aclaró que el Gobierno estaba sensibilizado con el problema.

Pero si con los enfermos de Alzheimer hay buenas intenciones, con la cosa veterinaria hay cosas más concretas. Pilar Liébana (PP) fue y perpetró una pregunta al mismo consejero. A saber: términos del convenio entre la Consejería de Sanidad y el Colegio de Veterinarios. Aquello ya era otra cosa. Y Echániz se explayó: gracias a tal concierto se incrementarán los controles sobre la carne de reses de lidia, que tanto gusta a los madrileños; sobre las carnes de animales de caza y las matanzas, y se impulsará una campaña para los animales de compañía.

Por cierto, que el presidente, Alberto Ruiz- Gallardón, y el vicepresidente, Luis Eduardo Cortés, no estuvieron ayer en la Asamblea. Se fueron a enseñar el metro madrileño al alcalde de Barcelona, Joan Clos. Pedro Calvo, que ayer se estrenaba como consejero de Medio Ambiente, se sentó en la butaca roja sin la presencia del jefe. Tal vez por eso andaba dando vueltas por los escaños populares, saludando a unos y otros y dándoles viriles palmaditas en la espalda. De alguna forma había que evitar la sensación de orfandad.