"Perder es como una patada en el culo"
David Barrufet y Enric Masip relatan para EL PAÍS por qué el Barça ha ganado los siete títulos de balonmano que ha disputado este año
Sentados frente a frente, Masip y Barrufet evidencian que sus realaciones son óptimas. Su análisis comienza al revés, por el final, expresando cómo se sentían tras ganar el último de los siete títulos de la temporada, la Liga.Masip. Si hubiéramos ganado la Copa de Europa y hubiéramos perdido la Liga, nos habría quedado una mala sensación.
Barrufet. Sí. Habríamos ganado seis títulos de siete y nos habríamos ido con un mal regusto. La gente estaba cansada. Queríamos irnos de vacaciones.
M. Sin embargo, no queríamos que la final se alargara. Valero nos decía que debíamos jugar con ganas, luchando y pensando en el tercer partido. Esa es la forma de pensar que nos transmite. No hay que relajarse.
B. El final fue duro, pero el peor momento de la temporada fue cuando se produjeron las lesiones de Cavar y Schwartzer. Fue lo más duro.
M. Pero también fue reconfortante comprobar cómo, a pesar de eso, el resto íbamos sacando adelante las cosas. Cómo ganamos al Flensburg en Alemania en la Supercopa; cómo superamos al Magdeburgo, con un penalti que tú paraste en el último minuto; cómo salimos bien librados de Kiel (final de la ida de la Copa de Europa), tras ir perdiendo por siete goles. Son situaciones de las que sales fortalecido.
B. A mí me parece que las claves que mantienen a este equipo en la élite son la ilusión por ganar, las ganas, y la unión que existe en el vestuario. En el equipo nunca hay un reproche, sólo gritos de ánimo.
M. Es cierto. Pero también nos hemos juntado un grupo de jugadores y entrenadores con carácter, que tenemos una ambición por ganar sin límites. Ninguno de nosotros piensa nunca "ya hemos ganado bastante". Llevamos 15 años en la élite y siempre mantenemos la ambición de seguir ahí, de llegar a las finales, de mejorar. Las derrotas nos sientan como una patada en el culo.
- Momentos difíciles B. Toda la situación de Iñaki Urdangarín con su boda con la Infanta o el cambio de capitán no crearon mal ambiente en el vestuario porque la relación es muy buena.
M. Han pasado muchas cosas, pero el objetivo final es más importante que estas situaciones concretas. Ocurre lo de Iñaki y ¿qué vamos a hacer?: aceptar al compañero con su nueva situación. En mi caso, cuando perdí la capitanía del equipo, no iba a enfrentarme a ti [Barrufet] porque seas el nuevo capitán, a Valero o al resto de jugadores. Sigo siendo del Barça y sigo haciendo lo mismo que antes. Es evidente que algo ha cambiado, pero la Copa de Europa que se levanta, lo haga él o yo, es la misma para el equipo. Sería un error hundirte o buscar mal ambiente porque estas situaciones se producen en el deporte. Igual que ocurre ahora con la marcha del presidente Núñez, que podría crear ansiedad en algunos jugadores pendientes de contrato o renovación, pero eso no ocurre.
B. Tú y yo nos sentamos antes del inicio de la temporada y hablamos del cambio de capitán. Me ayudaste. Yo no escuché quejas, sino consejos. Por otra parte, cualquier decisión de Valero es muy pensada, y si la toma es porque está convencido de que es lo mejor para el equipo. Puede que a veces no te guste, pero tiene un currículo que le avala. Y merece nuestro respeto.
M. ¿Para qué hay que cambiar? Si ganas títulos, y eso es lo que queremos todos, significa que la fórmula es buena.
B. Además, Valero siempre te explica por qué hace las cosas. Te razona su decisión, y eso es importante. No hace las cosas porque sí. Tiene siempre unos motivos y te los cuenta. Eso crea confianza.
M. Incluso puedes llegar a pensar: "Tal vez el que está equivocado soy yo". Cuando alguien logra tantos títulos como Valero no es por casualidad. En el tercer partido contra el Portland tuvimos un claro ejemplo. Nos dijo, durante la semana, que se estaba planteando salir con los jugadores que menos minutos había utilizado. Lo hizo y le funcionó. Salió con tres jugadores no habituales, tres diestros, con un pivote en la primera línea. Alguien podía pensar que estaba loco: jugaron Bustos, Lozano y Cavar, cuando habitualmente estábamos Iñaki, O'Callaghan y yo. Y el resultado fue sensacional. Valero sabía muy bien lo que hacía: quería tener el equipo mucho más fuerte en los minutos finales de cada parte.
- El balonmano del futuro
B. El balonmano ha cambiado, y mucho. Pero no creo que las cosas fueran distintas para nosotros si no hubiera caído el telón de acero. Los equipos del Este eran fuertes, pero habría sido imposible que mantuvieran a todos sus jugadores con los cambios sociales que se han producido desde entonces. Sus estrellas se habrían marchado igualmente, atraídas por el dinero que se gana en Alemania o en España.
M. Aunque aquellos equipos históricos hubieran continuado en su misma línea, difícilmente habrían seguido ganando. Ahora se juega con una velocidad doble. Ese es un cambio importante que aportó Valero Rivera hace cinco años, cuando empezó con el equipo actual. Implantó un nuevo ritmo de juego, que supuso un cambio brutal, una revolución en el balonmano. En aquellos momentos era impensable que un equipo con una primera línea tan baja como la nuestra, formada por Garralda e Iñaki (1,96), O'Callaghan (1,86) y yo (1,90), pudiera ganar la Copa de Europa. Fuimos a Zagreb, con gente alta y aguerrida, y les ganamos, y luego al Bidasoa. Ese fue el cambio que planteó el Barça: defensa en 5-1 y un ritmo de partido infernal que nadie pudo seguir. Era muy distinto al juego aplicado por el TSKA Minsk, el Metaloplástica, el CSKA Moscú. Estamos a años luz de aquel balonmano. Otros equipos nos están imitando, y son los que más problemas nos crean.
- El legado del pasado
B. Pero aún seguimos ganando. Este año, siete títulos de siete posibles. Es lo máximo, pero sabemos que la gente nos pedirá más y sólo podemos ofrecer la garantía de que trabajaremos a tope y lo dejaremos todo en la pista. La próxima temporada partiremos de cero. E iremos sumando poco a poco. Esa es nuestra mentalidad. Cuando tengamos nietos ya les contaremos lo de los siete títulos, pero mientras estemos en activo no hay que pensar en eso.
M. Probablemente, el actual sea el mejor equipo que ha tenido el Barça. En determinados momentos ha habido mejores individualidades. Aquí estuvieron Vujovic y otros grandes nombres que no han ganado tanto como grupos con menos nombres ilustres. Al final, lo que más cuenta son los resultados, y el siete de siete no lo había conseguido nadie hasta este año 2000.
B. Así es, pero yo no entiendo este equipo sin la aportación de Vujovic, De la Puente, Lorenzo Rico. Gente que cuando éramos jóvenes nos enseñaron la forma de estar en el campo, de ganar, de comportarnos. Este equipo es lo que es en parte gracias a todos ellos. Su paso por el club se nota, igual que se notará el nuestro. No se puede romper la cadena, y Valero lo sabe. Las renovaciones del equipo se han hecho bien, poco a poco, tocando sólo algunas piezas y manteniendo los bloques para que puedan ir transmitiendo la mentalidad que han tenido. El poso que se ha ido creando con el paso de los años debe quedar siempre intacto, para que cuando nosotros nos retiremos la gente que venga siga teniendo los mismos valores.
M. Eso es cierto. Nuestra primera Copa de Europa nos cogió muy jóvenes. Formábamos parte de un equipo que inspiraba confianza, tenía poder, y aquella mentalidad la asumimos nosotros. Aquella chulería de decir: "Debemos ganar por narices porque somos el Barça".
B. Para mí fue muy importante encontrarme con Lorenzo Rico cuando llegué. Él me enseñó mucho de lo que sé. Fue uno de los mejores porteros del mundo, pero se paraba a explicarme cómo debía jugar, aunque yo sólo tenía 17 años. Allí había una calidad humana y profesional fuera de duda.
M. En mi caso, a quien más admiré fue a Vujovic. Por calidad individual y táctica fue el mejor de todos los tiempos. Tenía carácter ganador y una presencia que imponía en el vestuario, en el arbitraje, en todas partes. Sé que es imposible llegar a su nivel, pero al menos intenté coger algunos de sus rasgos. Él se fue, y otros le siguieron, y ahí estamos ahora nosotros. Tengo 29 años, pero físicamente estoy muy bien y sigo siendo útil al equipo, tengo cuerda para rato. Acabamos de ganar siete títulos y parece difícil que alguien pueda pensar que este grupo se ha acabado.
B. Siempre sabes que algún día la renovación te afectará a ti. No sé cuándo acabaré, espero que sea dentro de muchos años. Pero me estoy preparando para el futuro. Estoy acabando mis estudios y ya tengo, más o menos, la foto de lo que me espera. Está claro que jugar en el Barça te abre puertas, y lo que hago es prepararme para cuando llegue el momento. Aunque mi final aún lo veo muy lejos.
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