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Tribuna:Ni ancho ni ajeno
Tribuna
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París, bien vale una sonrisa

Era miércoles y a partir de las ocho de la tarde/noche, se esfumó el tráfico, los calamares del chiringuito de la esquina, el bullicio peatonal, el estrépito apresurado de los cierres del comercio, el alboroto de los alumnos de la academia de enfrente, las terrazas de las cafeterías y hasta los guardias y los transportes urbanos. Nuestras calles se volvieron apacibles y solitarias como las de cualquier ciudad europea. Si hubiera más competiciones deportivas de parecida entidad, andaríamos por la UE, sin levantar sospechas. A las 20.45, España se sentó frente al televisor, con la Copa de Europa y otras copas. Pero en Saint Denis, el Madrid, el Valencia, sus aficiones, sus alcaldes, sus presidentes de clubes y comunidades, se la estaban jugando: no la querían solo para España sino para sus respectivos colores. Y para algunos no era cuestión de Estado, era cuestión del Estado de las autonomías.El segundo Consell, en su lugar de descanso

El Madrid ofrendó la octava a Las Cibeles y el valencianismo militante le colocó una vaselina a la esperanza: No passa res, la Copa l´any que ve. Las cámaras nos ofrecieron la desolación de una Rita Barberá mirando enigmáticamente a su barrio de París, talmente como si fuera a despiezarlo igual que a El Cabanyal; y la figura de un Zaplana con lo rat penat disecado en sus seductoras ojeras. Y cómo se lo hace el muy honorable señor, si dos días antes lo tenía de garras, muy rampante, en esa foto cuartelera, de reclutas a flor de patria, publicada en estas páginas y destinada a su paisano Federico Trillo, ministro del ramo. Pero que se ande con tiento, porque, si ustedes ponen atención en los mozos de la primera fila, todos observan una cierta marcialidad, mano sobre mano, en posición de su lugar descanso, excepto José Luis Olivas que las mantiene separadas y como si acabara de lavárselas, ¿objetor de conciencia al canto en el nuevo Ejecutivo aldeano, globalmente hablando? A José Luis Olivas le puede caer un arresto, que ahora Trillo manda mucho: además de huevos, tanques. Y luego, la ceremonia de la toma de posesión y el rocambolesco relato de Zaplana acerca de Cervera, que si cese que si dimisión, con la IBM pisándole los talones, y esos opositores, tal malvados y suspicaces, preguntando si hubo nocturnidad, porque la alevosía ya se la suponen igual que el valor al guiripa.

2003, un polo en las izquierdas

Todos estos relevos, trajines, reajustes y pases de salón, no hacen más que excitar la alergia política y social. Ya ven, a Joan Sifre, poco antes de su reelección como secretario general de CC.OO. del País, le alteró la sangre la críptica desaparicion de la Consejería de Empleo. Y es que Rafael Blasco hace unas faenas, que levantan al personal. Tanto que Joan Ribó, después de la frustrada Entesa al Senat, y tras los contactos mantenidos con el Bloc, el Front y Els Verds, tiene previsto entrevistarse con Francisco Granados, de la gestora provisional del PSPV y con los dirigentes de NE, para ver cómo le birlan la mayoría electoral al PP. Es un polo en las izquierdas o una odisea en el espacio que se abre entre un pragmatismo de gachas y la virginidad ideológica. ¿Cuál será su temperatura crítica? ¿Soportará, sin descongelarse, la Nit del Foc alicantina? Por cierto que les Fogueres de Sant Joan ya tienen nueva Bellea: María del Mar Rodrigo Redondo; y el río Segura, un contenido de cromo clamoroso. En el ciclo Escritores en la Biblioteca Valenciana, le tocó la vez a Manuel Vicent; y en el mismo espléndido marco de Sant Miquel dels Reis, en Valencia, los reyes entregaron las medallas de oro a las Bellas Artes; mientras, en Alicante, se inauguraba la 30 edición de la Feria del Libro, por donde están pasando, entre otros y otras, las escritoras María García Liberós y Dulce Chacón, y el traductor convicto José María Carrascal. La crónica se cerró en el Mestalla, con el triunfo del Espanyol que se llevó a casa la Copa del Rey. Demasiado cuero raseado, para la autoestima de los políticos.

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