Tres obreros se salvan por unos minutos del desplome de una finca en Valencia

Los tres obreros que estaban trabajando en el interior de una finca de Valencia se salvaron ayer del desplome de parte de la fachada por escasos minutos. "Acabábamos de salir del edificio para ir a comer, nos hemos salvado de milagro", confesó Pedro Bosch, uno de los operarios, poco después del derrumbe. Bosch se llevaba las manos a la cabeza recordando que hasta hace unos días algunos compañeros se quedaban a comer en la finca.El siniestro se produjo a las 14.15 en el número 33 de la calle de Russafa, una finca de cuatro alturas construida a principios de siglo y declarada en ruinas, que los operarios de Derribos Mateo, SL, estaban tirando abajo porque la comunidad de propietarios había decidido construir un nuevo edificio. La fachada no estaba incluida en el derribo porque estaba protegida por su valor arquitectónico y había sido apuntalada para evitar que se viniera abajo durante el derribo.

El arquitecto de Derribos Mateo, Carlos Mateo, explicó que el desplome se produjo por la carcoma que corroía las viguetas de madera y que causó el desplome de dos forjados del interior de la fachada. Mateo aseguró que hicieron varias catas en las viguetas, pero no descubrieron la carcoma. Pese a todo, está convencido de que podrán salvar la fachada protegida. El desplome obligó a la Policía Local a cortar unos minutos la calle hasta que los bomberos retiraron los cascotes.