El acusador del 'caso Mayka' afirma que el novio se lavó las manos antes de la 'prueba de la parafina'
El caso Mayka, la mujer muerta en Vallecas de un tiro en la cabeza con el arma reglamentaria de su novio, un agente de policía, se complica. Jaime Sanz de Bremond, acusador en nombre de la familia de María del Carmen Pérez Márquez, afirma que el novio de ésta se lavó antes de someterse a la prueba de la parafina, la cual permite descubrir los restos de pólvora que quedan en la mano tras disparar un arma. El novio argumenta que se limpió porque tenía las manos manchadas de sangre. La prueba sólo halló restos de pólvora en la mano derecha de Mayka.
María del Carmen Pérez Márquez, de 30 años, falleció el pasado viernes de un tiro en la cabeza en su piso de Vallecas. El disparo fue efectuado con el arma reglamentaria de su novio, Ángel de A. F., de 32 años y funcionario de la Comisaría General de Información (antiterrorista). El caso Mayka -apelativo cariñoso con el que la conocían sus allegados- sigue sin aclararse.Ángel declaró el viernes ante el juez Carlos Valle que encontró a su novia ya herida por un disparo en la cabeza al llegar al piso de la calle de Ramón Pérez de Ayala. La víctima estaba tendida en la cama del dormitorio, rodeada de sangre. El hombre aseguró que trató de reanimarla, pero no lo logró. El agente reconoció que unas horas antes había mantenido una discusión con Mayka. El juez no le ha imputado por delito alguno en este caso y sólo deberá comparecer en calidad de testigo.
Tanto la víctima como su novio fueron sometidos a la denominada prueba de la parafina. Sólo se hallaron restos de pólvora en la mano derecha de la mujer. Las de él estaban limpias. En el acta policial que recoge los detalles de la prueba, los especialistas policiales dejaron constancia, según el letrado de la familia de la fallecida, de que Ángel se había lavado las manos antes de someterse a la mencionada prueba.
El documento policial añade: "Resultando dicho análisis negativo como era de esperar", según afirma Sanz de Bremond. "Las pruebas se realizaron el mismo día del crimen en el lugar de los hechos. Pero hubo un lapso de tiempo indeterminado entre la muerte y la llegada de la policía, en el que el novio de la fallecida se lavó las manos, por lo que sus propios compañeros ya sabían que iba a dar negativo. Tras el lavado era imposible que el análisis diera positivo", añade el abogado.
La prueba de la parafina no será determinante para la resolución del caso, ya que en el informe pericial todavía quedan pendientes los resultados de la prueba de balística y lofoscópica (de las huellas dactilares). Pero sirve para que la policía sospeche que fue Mayka, empleada en el colegio Siglo XXI de Moratalaz, quien apretó el gatillo de la pistola, supuestamente para suicidarse.
Reanimar a la herida
Ángel aclaró en el escrito policial que se lavó las manos porque las tenía manchadas con la sangre de su novia. Y es que, según declaró al juez, trató de reanimarla al verla herida en la cama. El novio tenía la ropa manchada con la sangre de ella. La Dirección General de la Policía le ha dado vacaciones. Unos 300 airados vecinos de la pareja se manifestaron el viernes ante el inmueble donde sucedieron los hechos para reclamar la detención del agente, a quien acusan de la muerte de la mujer.
Sanz de Bremond mantiene que el testimonio del novio es "incongruente". "No tiene sentido que él afirme que ordenó a Mayka que recogiera sus cosas y se marchara del domicilio de la pareja cuando siempre ha sido ella la que ha tratado de romper la relación en diversas ocasiones", afirma. "Ángel y María del Carmen salían desde hace año y medio, aproximadamente, y en todas las ocasiones ha sido ella la que ha llegado a empaquetar sus pertenencias voluntariamente, sin que él se lo mandase, para marcharse de la casa, pero él nunca la ha dejado", añade. "Es más, Ángel llegó a amenazar a María del Carmen con suicidarse si ella abandonaba la casa, según han declarado las amigas de ella", mantiene el letrado.
La familia, que rechaza de plano la versión del suicidio, sostiene que Ángel de A. F es un celoso psicópata capaz de acabar con la vida de Mayka.
Respecto a la hipótesis de que la mujer se suicidara frente a un espejo en el dormitorio de la pareja, Sanz de Bremond sostiene que carece de toda validez, porque "el espejo es muy grande, ocupa toda la cabecera de la cama y puede reflejar a una persona que esté en cualquier parte de la cama, sin buscarlo". "La habitación es muy pequeña, tiene unos tres metros de ancho por unos cuatro de largo, y la cama de matrimonio la ocupa casi entera", explica. "Es muy fácil mirarse al espejo aun poniéndose de rodillas en la cama", concluye el abogado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.