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España y Francia darán un salto cualitativo en su cooperación para erradicar a ETA

Los Gobiernos español y francés se juramentaron ayer para emprender una nueva etapa de su cooperación antiterrorista con el objetivo, según palabras del presidente José María Aznar, no sólo de debilitar a ETA, sino de avanzar hacia su erradicación. Al término de la XIII cumbre bilateral, celebrada en Santander, el jefe del Estado francés, Jaques Chirac, ofreció a España su "colaboración total, sin reserva alguna" para combatir al terrorismo, mientras que el primer ministro, Lionel Jospin, se mostró dispuesto a examinar las demandas españolas para mejorar la eficacia de la cooperación tanto policial como judicial.

A reserva de en qué se concreten estas declaraciones de solidaridad sin fisuras, la lucha contra ETA fue el asunto en el que españoles y franceses mostraron mayor sintonía, mientras que las pretensiones de Madrid para mejorar las vías de comunicación transpirenaicas encontraron resistencias o largas del lado francés. Buena parte de la cumbre, en la que participaron 12 ministros -los responsables de Asuntos Exteriores, Interior, Defensa, Fomento, Ciencia y Tecnología y Asuntos Europeos (en el caso francés) y Portavoz (en el caso español)- y un buen número de secretarios de Estado, se dedicó a preparar la presidencia francesa de la UE, que se inicia el 1 de julio. Aznar prometió apoyar el plan francés para que ésta sea un éxito, especialmente la Conferencia Intergubernamental que debe culminar las reformas institucionales, pese a los recelos que suscitan en Madrid algunas de sus propuestas.Aunque Chirac se mostró dispuesto a estudiar la armonización de las legislaciones de los dos países, para soslayar los problemas jurídicos que se suscitan en muchos procesos contra etarras, fuentes del ministerio español del Interior indicaron que, sin necesidad de abordar reformas legales, lo que sólo sería posible a medio plazo, se puede mejorar notablemente la cooperación bilateral.

En concreto, el Gobierno español ha planteado al francés la necesidad de que éste destine más medios, tanto materiales como humanos, a la lucha contra ETA -parti-cularmente en el centro policial de Bayona y en la dirección antiterrorista de París- y de que se amplíen y refuercen los equipos policiales conjuntos. Además, y esta petición es de más calado que la anterior, se trata de que miembros de las fuerzas de seguridad españolas tengan mayor intervención en el interrogatorio de los etarras detenidos en Francia. Si no pudieran interrogar directamente, se pretende al menos que puedan asesorar a los agentes franceses que realizan esta función, para obtener información útil en tiempo real.

Las mismas fuentes recordaron la reciente detención en Francia de la ex miembro del comando Madrid Julia Moreno Macuso y subrayaron los datos que hubiera podido obtener de ella un experto español sobre la infraestructura de la banda terrorista en la capital de España. El hecho de que la mayor parte de las operaciones contra ETA en Francia estén judicializadas desde un principio implica, a juicio de los responsables españoles, que la cooperación policial deba completarse con la judicial. Se subraya así la importante función que cumplirá en París el magistrado Manuel García-Castellón. Pese a ello, Aznar eludió ayer explicar por qué España ha tardado casi cuatro años en cubrir este puesto de enlace judicial con Francia.

Con objeto de estudiar las peticiones españolas, el nuevo secretario de Estado para la Seguridad, Pedro Morenés, viajará en breve a París para reunirse con el director general de la Policía Nacional francesa, Patrice Bergougnoux. Ambos acompañaron ayer a sus respectivos ministros, el español Jaime Mayor y el francés Jean Pierre Chevènement. Mayor aseguró que la nueva ofensiva de ETA requiere una repuesta más contundente por parte de los dos países y anunció el inicio de una nueva etapa en la que París y Madrid se plantearán "objetivos más ambiciosos" en la lucha antiterrorista.

Pese a calificar de "excelentes" los resultados de la cooperación bilateral -en lo que va de año han sido detenidos 13 presuntos etarras en Francia y otros 31 en 1999, según el Ministerio del Interior español-, se mostró convencido de que ésta puede mejorar tanto cuantitativa como cualitativamente, aunque agregó que no existen "medidas mágicas ni milagrosas".

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"España y Francia somos conscientes", dijo Mayor, "de que el comunicado de ETA del 16 de septiembre de 1998 no sólo era una declaración de cese indefinido [de los atentados] sino una declaración de guerra política a España y Francia". Sin tanta contundencia, el presidente Chirac dijo que en París, las autoridades francesas siguen "muy atentamente" los movimientos de fusión de grupos nacionalistas vascos de ambos lados de la frontera y admitió que ETA no es un problema "español", sino un problema de terrorismo y como tal debe ser tratado por todos los países. Por su parte, Chevènement tuvo palabras muy duras para los jóvenes radicales del País Vasco francés, que empiezan a imitar las prácticas violentas de sus correligionarios españoles, a los que acusó de profesar un "nacionalismo étnico y regresivo, profundamente reaccionario".

Como muestra del clima de cordialidad que preside las relaciones bilaterales, Aznar y Jospin bromearon en la rueda de prensa sobre la final de la Liga de Campeones, que hoy se juega en París. El presidente español, cuya preferencia por el Real Madrid es sobradamente conocida, aseguró que si gana su equipo estará "muy feliz" y si lo hace el Valencia, "muy contento", mientras que Jospin agregó que el resultado le es indiferente, pues en los dos equipos juegan franceses. La reunión estuvo rodeada de un fuerte dispositivo de seguridad. Una Unidad de Intervención de la Policía Nacional se desplazó desde Asturias y las aguas que rodean la península de la Magdalena, donde se asienta el palacio que sirve de sede a los tradicionales cursos de verano de la Universidad Menéndez y Pelayo, estuvieron constantemente vigiladas por una patrullera de la Armada y otra de la Guardia Civil.

El escollo de las infraestructuras

Por presiones seguramente de la delegación española, el presidente Jacques Chirac y el primer ministro Lionel Jospin renovaron ayer públicamente su compromiso de intentar cumplir con el plazo para la apertura del tramo entre Perpignan y Figueres del tren de alta velocidad español, fijado para 2004. Fue una declaración poco consistente, más bien voluntarista, que no despejó las dudas suscitadas la víspera por las declaraciones en las que la portavoz de la presidencia francesa, Catherine Colonna, dio por sentado el retraso de la conexión internacional del AVE Madrid-Barcelona. Francia está muy lejos de conceder a las conexiones transpirenaicas el carácter prioritario que le otorgan las autoridades españolas, pero es consciente de que el intenso tráfico fronterizo reclama vías alternativas y de que no puede seguir irritando a Madrid. Con todo, parece descartado que el túnel de Somport, ya terminado, que tiene una longitud de 8,6 kilómetros, de los cuales 2,7 se sitúan en el lado francés, vaya a convertirse en un vía de "tráfico intenso". Presionados por las autoridades locales y los ecologistas y escarmentados por la tragedia del túnel del Mont Blanc, que costó 39 muertos, el Gobierno francés no está dispuesto a satisfacer completamente las demandas españolas.

En el caso de Canfranc, las autoridades francesas han destinado 8.000 millones de pesetas a las obras de modernización de la línea ferroviaria que enlaza esa zona con el centro de Francia. La reapertura del túnel permitiría un segundo acceso ferroviario entre ambos países y descongestionar el tráfico de Port Bou e Irún, a menudo bloqueado.

Aznar garantiza su apoyo a la presidencia francesa de la UE

En esta cumbre en la que los calificativos superlativos se amontonan a la hora de calificar la calidad "insuperable" de las relaciones franco-españolas, José María Aznar se adhirió de manera entusiasta, pero con algunas reservas sobre el esfuerzo francés por sacar a la Unión Europea de su marasmo actual. "Entre España y Francia existe una disposición, una visión y una ambición muy común sobre el futuro de Europa. Ambos países", dijo, "comparten la responsabilidad de ser motores y actores europeos". "España desea y va a colaborar para que la presidencia francesa sea un éxito". Con esta declaración el presidente español respondía públicamente a la demanda que el jefe de Estado francés, Jacques Chirac, le formuló en privado por la mañana. Papel protagonista

En su propósito de incorporar a España al programa de reformas institucionales pactadas con Berlín, que Francia se dispone a aplicar a partir del 1 de julio desde la presidencia europea, el jefe de Estado francés animó a Aznar a hacer que España ocupe en la construcción europea el "papel protagonista que le corresponde por derecho propio". No todo es retórica en estas invocaciones al "potencial español", porque hace ya tiempo que París reconoce el peso económico y político de su vecino y busca incorporarlo a su estrategia europea. Otra cosa es que los intereses converjan necesariamente.

Durante los encuentros entre los primeros mandatarios y los ministros, la delegación española se mostró de acuerdo con las grandes líneas de la reforma europea: ampliación del voto cualificado, cooperaciones reforzadas para que algunos países vayan más rápido y más lejos en la integración, pero pidió siempre que se concretaran y precisaran las propuestas. España aspira a estar en el "núcleo duro" pero Aznar admitió implícitamente que España no comparte hoy por hoy las cooperaciones reforzadas en lo que se llama el primer pilar, donde se incluyen la fiscalidad y el medio ambiente.

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