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El sector olivarero teme que se desplome el precio del aceite en los próximos meses

El sector olivarero teme que en los próximos meses se produzca un derrumbe del precio del aceite, que actualmente se encuentra en unas 300 pesetas por kilo. Los productores calculan que la última cosecha rondará las 650.000 toneladas y que las existencias a primeros del próximo mes de noviembre se colocarán en torno a las 300.000. A esta situación se suma la previsión de que este año la cosecha sea espectacular, como consecuencia de las últimas lluvias. Previsiblemente, la próxima cosecha superará el millón de toneladas, lo cual meterá una gran presión a la baja a los precios.

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Los datos que maneja la Agencia para el Aceite de Oliva arrojan que la producción de la última cosecha rondará las 650.000 toneladas. Esta cifra abre las puertas a la posibilidad de cerrar la campaña el próximo 1 de noviembre con unas existencias de unas 300.000 toneladas.Además, la situación del olivar, como consecuencia de las últimas lluvias, augura una cosecha excelente para el próximo año, lo que se puede traducir, según temen en medios del sector, en un grave hundimiento de los precios en el plazo de unos meses. Actualmente, los precios de un aceite de calidad media en origen se hallan ligeramente por debajo de las 300 pesetas por kilo.

Las organizaciones agrarias de carácter general, sectoriales, medios cooperativos, industriales y la propia Administración coinciden en señalar la posibilidad de fuertes tensiones de precios a la baja en los próximos meses para el sector del aceite de oliva, a poco que se confirmen las actuales expectativas de cosecha, que podrían volver a superar el millón de toneladas, frente a una demanda total de unas 800.000 toneladas.

En relación con el futuro comportamiento del sector del aceite de oliva, hay varios datos significativos, que son los que van a marcar el desarrollo de la campaña.

En primer lugar, cabe señalar la existencia este año de una cosecha que rozará las 650.000 toneladas de aceite. Hace unos años, ésta era una producción media en el sector olivarero español. Actualmente, se trata de una cifra notable, pues se ha obtenido a pesar de la grave sequía de la campaña anterior.

Ello significa, según se interpreta en el sector, que ya no hay campañas malas ante las mejoras introducidas en el olivar, como el aumento de los regadíos y la reestructuración de las superficies de cultivo.

Esta producción de 650.000 toneladas se suma a un inventario inicial de campaña al pasado 1 de noviembre de unas 370.000 toneladas, lo que ha supuesto unas disponibilidades totales superiores al millón de toneladas.

Según los datos manejados por la Administración, en los cinco primeros meses de la campaña comprendida entre el 1 de noviembre y el 1 de abril, las salidas totales de aceite de oliva han sido de 312.000 toneladas entre consumo interior, 208.000 toneladas, y la exportación, unas 104.000 toneladas.

Ventas mensuales

Esta cifra supone unas ventas mensuales de unas 63.000 toneladas. Tanto las exportaciones de aceite envasado como la demanda interior se han mantenido estabilizadas, mientras que no se ha producido el despegue de las ventas de graneles, especialmente dirigidas hacia Italia.

De acuerdo con los datos sobre producción y los inventarios a inicios de campaña, al pasado 1 de abril las disponibilidades totales de aceite en el sector eran de 747.000 toneladas. Si en los próximos meses se mantiene la actual tónica en la demanda de aceite, los inventarios a finales de campaña podrían ascender a unas 300.000 toneladas.

En medios olivareros preocupa la estabilidad en la demanda total de aceite de oliva, pero, sobre todo, la posibilidad de una gran cosecha para la nueva campaña, que podría superar ampliamente el millón de toneladas.

Si se confirman estas previsiones, se teme que ello pueda dar lugar en los próximos meses a un fuerte hundimiento de los precios en un momento en el que la actual Organización Común de Mercado (OCM) no contempla la posibilidad de ventas a la intervención. La OCM solamente prevé la posibilidad de ir a un almacenamiento privado ante las caídas de precios, medida que rechaza el sector en su conjunto.

Ante este previsible comportamiento de los precios a la baja, los industriales se están limitando a realizar la compras justas para atender los pedidos de la distribución. Nadie se quiere cargar de aceite ante el riesgo de bajadas de cotizaciones. Una situación que contrasta notablemente con la acaecida el año pasado, cuando se produjo un fuerte incremento de los precios del aceite.

Esta perspectiva de descensos de precios del aceite coincide con una profunda transformación del sector olivarero, tanto en España como en el resto de la Unión Europea.

Un sector en transformación

El aceite de oliva ha sido una de las producciones más beneficiadas por los precios y las ayudas comunitarias desde el ingreso de España en la Unión Europea.

A consecuencia de ello, aunque en los últimos años se han producido penalizaciones a los apoyos comunitarios a la producción, en España se ha desarrollado en este periodo una carrera de nuevas plantaciones, así como la mejora de viejas explotaciones, fundamentalmente con la implantación del regadío.

Por ello, el olivar de hoy no tiene nada que ver con el olivar del pasado, con menores rendimientos y que se puede quedar fuera del mercado por falta de competitividad.

Junto a este fenómeno español, en otros países de la cuenca mediterránea también se ha producido un fuerte desarrollo del olivar, que se está traduciendo ya en una mayor oferta mundial con grave incidencia en las cotizaciones.

Como medida alternativa para hacer frente a ese problema de exceso de oferta y precios a la baja, cooperativas y almazaras industriales ultiman la constitución de la Compañía Española Comercializadora de Aceite. Los impulsores de la iniciativa esperan que este proyecto comience a funcionar en los próximos meses.

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