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Crítica:CRÍTICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Comedia musical

San Blas CaféDe Jaime Pujol, Diego Braguinsky, Pep Xiveli. Intérpretes, Carles Castillo, Lola Moltó, Diego Braguinsky, Alba Delgado, Silvia Rico... Vestuario, Miguel Carbonell, Yolanda Gámbez. Escenografía, Juan del Busto, Nieves Monterde. Música, Alfonso Gimeno, Alba Delgado, Jordi Reig. Dirección musical, Jaime Costa, Andrés Navarro. Dirección escénica, Vicente Genovés. Teatro Talía. Valencia.

Desde los años setenta se vienen produciendo intentos más o menos aislados de resucitar, o reinventar, un musical a la valenciana, con aportaciones que van desde el grupo de Monleón y los Pavesos hasta el más reciente, y exitoso, Ballant, ballant, sin olvidar los trabajos de un Juli Leal que en uno de sus montajes, mira por dónde, sacaba a una de sus actrices embutida en un dos piezas donde la parte inferior representaba a les quatre barres y la superior al blau a la senyera, de modo que el requerimiento al público sobre qué prenda debía quitarse la chica obtenía siempre una respuesta inequívoca, un tanto a la manera de ese cómic fallero que ahora hace furor entre algunos funcionarios de la Diputación.

San Blas Café, con su triple autoría, va por otra parte, más moderna, más de Barrio del Carmen donde han pasado tantas cosas, y así como más universitaria, en la variante de reencuentro con el pasado y a la manera de éxitos de Tal como éramos. Una docena de amigos que no se ven desde los tiempos del instituto se reúnen casi 20 años después en el café donde celebraban sus encuentros de estudiantes y, como es lógico, rememoran otra época y comparan todo aquello que pudo ser y no fue. Nada nuevo sobre un escenario, como puede verse, aun con el estímulo que pueda suponer el intento de proseguir con el musical valenciano por otros medios.

Con poco margen para la sorpresa en el libreto -lo peor que le puede pasar a un espectáculo, teatral o no, es su previsibilidad- destaca el esfuerzo por escribir nuevas letras de canciones al hilo de la situación inicial propuesta, un propósito coreográfico que a veces se conforma con muy poco y las inevitables carencias que delatan la falta de una tradición consolidada. Además de una dirección de Vicente Genovés que desde sus inicios ha mostrado un interés especial por el problema de los desplazamientos en el interior del encuadre escénico.

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