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Última jornada de Liga

El Valencia acaba tercero y viaja tranquilo a la final

Del choque de toros que había pronósticado Cúper salió beneficiado el Valencia, que está más fino. Entre tanto músculo tensionado y tanta entrega incuestionable de los dos equipos, Ilie apareció tras mucho tiempo para dejar unas gotitas de su talento. Suficiente para ventilar el partido con muchísimo esfuerzo, meter a su equipo en la Liga de Campeones y esperar tranquilo en París a un Madrid que se lo jugará todo ese día.El Zaragoza inició el partido con una convicción extraordinaria. Sabía a qué venía a Mestalla. A ganar, por supuesto. Ha armado Txetxu Rojo un equipo que es pura roca en defensa y dinamita en ataque. Allí habita Milosevic, siempre dispuesto. A la primera oportunidad que tuvo, el delantero serbio impuso su corpulencia y disparó duro: gol. El tanto puso el partido donde lo quería el Zaragoza, que aprovechó la atonía con la que el Valencia afrontó la cita. El equipo de Cúper salió desenfocado a escena. Con la cabeza y el cuerpo en la final de París. Pero se fue calentado a medida que pasaba el tiempo y que llegaban noticias propicias desde otros campos.

VALENCIA 2-ZARAGOZA 1

Valencia: Cañizares; Angloma, Djukic, Pellegrino, Carboni; Mendieta, Farinós (Gerardo, m. 92), Gerard, Kily González (Albelda, m. 87); Sánchez (Ilie, m. 45) y Claudio López.Zaragoza: Juanmi; Pablo, Paco, Lanna, Sundgren; Acuña, Aragón (José Ignacio, m. 61), Juanele (Solana, m. 60), Vales; Milosevic y Vellisca (Yordi, m. 75). Goles: 0-1. M. 6. Milosevic. 1-1. M. 56. Pellegrino. 2-1. M. 65. Piojo. Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Djukic, Vellisca, Pablo, Juanmi, Juanele, Lanna y Milosevic. Expulsó a Yordi y al técnico del Zaragoza, Txetxu Rojo, por doble amonestación. Unos 50.000 espectadores en el estadio de Mestalla.

El Valencia atacaba mucho, pero mal, de manera aturullada. El partido adquirió una intensidad máxima al filo del descanso, cuando el Valencia presionó en todas las esquinas del campo, mientras el Zaragoza se defendió con fiereza.

Tras la reanudación, y conociendo todos los resultados favorables, Mestalla empujó a su equipo. El Zaragoza agrupó a sus hombres a la vera de Juanmi. Estaba volcado el Valencia y no había nadie más obstinado que Pellegrino, que marcó con la izquierda desde dentro del área e hizo el avión para celebrarlo. El Valencia siguió insistiendo y el Piojo, que estaba desaparecido, confirmó la fortuna que lo ha acompañado en sus cuatro años en Mestalla: el balón le rebotó en la pierna y se introdujo en la puerta después de un centro de Ilie que remató Kily, repelió la defensa y rebotó en López a gol. Y el Valencia vivió otra noche mágica y despidió como un héroe al Piojo.

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