Hacha y laurel
Huérfano, pero de buena familia, por bienestante, bienpensante; de mejor pueblo: Siena, ni más ni menos; criado por ricas tías machuchitas y forradas, acariciado por tías ricas lozanas y explosivas pretendientes, con estudios, posibles y apostura, pues nada, al joven heredero le dio por la excentricidad de seguir la alternativa moda de los verdes, el anarco-vegetarianismo, vestir el tosco sayal del volantiner Francisco, el de Asís y, como él, Bernardino, de plaza en plaza, a ejecutar varietés de juglar y sermones de suhastador de Benilloba. El inflamado predicador llegaba al rojo ardor ("Los bienes que tú, fiera de largas uñas que roes los huesos del pobre, posees, no son de un hombre, sino para las necesidades del hombre") y el pueblo lo canonizó (1450) a los seis años de faltar; envidiosos villalongas y bledas lo acusaron de impío brujo, quizás porque, hasta que no se pacificó Aquila, su momia manó sangre.De la sangre, siglos antes -el III-, de Boi -Baldiri y Bodí, apellido en Albaida, "Baudillo" por imposición franquista que ahora defienden académicos fachas de la Real- brotó un inmortal laurel glorioso, cuando, al enviarlo al olimpo, un pagano de Nimes le hundió una destral en su cráneo y esparció el divino ingenio con que cura hernias -Molt miracles obreu guarint los trencats-, calenturas -Les tercianes cureu i als devots remedieu en les febres més malignes- y protege el ocio: Cap gandul ignora els favors que als mandrosos heu dat. De un hachazo -el hacha lunar, cornuda, generadora nocturna- en la cabeza de Zeus nació la sabia Atenea, hermana de Apolo, el dios sol que tiene consagrado el laurel, premio a los frutos iluminados de la inteligencia. Boi, de tierra cátara, une el bien y el mal, luz y tiniebla, día y noche, Sol y Luna, pero no té ciri per a anar a la processó.
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