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La falta de expertos en informática lleva a EEUU a ofrecer 200.000 visados anuales

Si Estados Unidos está en situación técnica de casi pleno empleo, el sector más dinámico, el mundo de la alta tecnología, necesita desesperadamente más trabajadores. Un mínimo de 300.000 puestos de trabajo en las telecomunicaciones, la fabricación de productos y programas informáticos, la navegación por Internet y otras áreas que requieren gran especialización están desocupados por falta de estadounidenses capacitados, según los cálculos empresariales. El presidente Clinton acaba de proponer un incremento espectacular del número de visados temporales para extranjeros cualificados. Esos visados pasarían de los 115.000 concedidos este año a 200.000 anuales en el próximo trienio.

Bill Clinton y la mayoría republicana del Congreso están de acuerdo con el sector en que los refuerzos sólo pueden llegar de fuera. Estos visados temporales para trabajadores cualificados, llamados H-1B, tienen seis años de duración y pueden ser solicitados por extranjeros que hayan terminado estudios universitarios en carreras relacionadas con la ciencia y la tecnología.Una situación similar se está produciendo en Alemania, que hace dos meses modificó su restrictiva política de emigración para abrir sus puertas a 20.000 expertos en informática, con permisos de residencia por un periodo máximo de cinco años.

La propuesta en EEUU del presidente demócrata Clinton debe ser aprobada por el Congreso. Siempre atenta a los intereses empresariales, la mayoría republicana del legislativo no tiene mayores problemas en dar luz verde a esta iniciativa de un presidente que detesta. De hecho, un congresista republicano, el californiano David Dreier, ya había preparado su propia propuesta de ley, que contempla también incrementar a 200.000 el número de visados anuales del tipo H-1B.

Pero las relaciones entre los dos extremos de la washingtoniana avenida de Pennsylvania -la Casa Blanca y el Capitolio- son siempre complicadas. Los republicanos aprueban con entusiasmo la idea de abrir aún más las puertas a informáticos, matemáticos, ingenieros y biólogos extranjeros, pero se oponen a la condición que le adjunta Clinton. La propuesta del presidente vincula la concesión de mayores visados de alta tecnología a cambios en las leyes de inmigración que favorezcan a los inmigrantes pobres de El Salvador, Guatemala, Honduras y Haití.

Desfavorecidos en relación con el trato político que reciben los exiliados e inmigrantes nicaragüenses y cubanos, los salvadoreños, guatemaltecos, hondureños y haitianos se equipararían a esos dos grupos nacionales, según la propuesta presidencial. En la práctica, se trataría de conceder una amnistía a unos 500.000 centroamericanos que viven en EE UU en situación ilegal. "El Gobierno de Clinton quiere aprovechar la carencia de trabajadores cualificados para afincar definitivamente a extranjeros ilegales; los dos casos no tienen la menor relación", denuncia el republicano Henry Hyde, presidente del Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes.

Otro elemento de la propuesta presidencial irrita a los republicanos. Clinton desea que las empresas que soliciten visados H-1B tengan que pagar una tarifa por cada uno de entre 2.000 y 3.000 dólares, una cifra muy superior a los 500 dólares actuales. Bob Cohen, vicepresidente de la Asociación de Tecnología de la Información de EE UU, ya ha expresado la protesta del sector por esa subida. El republicano Hyde le apoya y propone un incremento de la tarifa de sólo 150 dólares.

La idea de Clinton es que el dinero extra recaudado con esos incrementos se destine al entrenamiento de trabajadores de nacionalidad estadounidense en informática, matemáticas e ingeniería. Es una manera de intentar compensar a las centrales sindicales, que se oponen a los deseos empresariales de reclutar a más extranjeros. Según los sindicatos, próximos al Partido Demócrata, el sector de alta tecnología utiliza el flujo permanente de inmigración para no subir los salarios.

Seattle, Silicon Valley, Nueva York y Washington, los cuatro grandes centros de la revolución digital norteamericana, ya están repletos de jóvenes trabajadores de origen asiático. Desde Microsoft hasta America Online, pasando por Intel, AT&T, Bell, Oracle o Yahoo!, el sector de alta tecnología de EE UU no podría funcionar si no fuera por decenas de miles de taiwaneses, chinos, paquistaníes, indios, filipinos o coreanos llegados en los últimos años.

La demanda del sector es, no obstante, voraz. Según Cohen, las empresas norteamericanas tienen vacantes un mínimo de 300.000 puestos de trabajo cualificados. Y EE UU, cuyo índice de desempleo cayó el mes pasado al 3,9%, el más bajo en 30 años, no está en condiciones de llenar esos huecos.

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