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FÚTBOL 37ª jornada de Liga

El Rayo sostiene al Oviedo en Primera

Un error de Lopetegui abrió a los asturianos el camino de la victoria ante un rival muy superior

El Oviedo sigue en Primera y eso es lo que cuenta. Porque la historia no recordará otro detalle del partido de ayer. No recordará, por ejemplo, que el Rayo fue superior, muy superior en ocasiones, a un rival al que durante muchos minutos las mejores noticias le llovieron de Sevilla. No recordará, ni siquiera, el error garrafal de Lopetegui en el gol que supuso el empate. Porque la importancia de ese hecho queda atenuada por el modo en que el Rayo encaró el tramo final del encuentro, en el que se dejó llevar por un Oviedo que no empujaba, que manejaba la pelota a la espera de que pasara el tiempo, y que se encontró con la victoria porque no le quedó más remedio.Bajó la guardia el Rayo y ahí se dejó el partido. Antes de dedicarse al arte de la contemplación, los rayistas pudieron pegarse un festín a costa de un Oviedo insulso, al que se supone que le iba la vida en el envite. Lo disimuló de maravilla. Sobre todo al inicio del choque, cuando Luis, metido entre líneas, se empachó de inventar cosas. Al cuarto de hora, Bolo le cedió el balón y Luis lo golpeó sin parar, tras ver la llegada de Canabal, que lo tocó, casi lo acarició, con el tacón, para mandarlo dentro.

RAYO VALLECANO 1OVIEDO 2

Rayo Vallecano: Lopetegui; Cota (Ferrón, m.64), Amaya, Hernández, Alcázar; Helder, Poschner (Michel I, m.64), Luis (Michel II, m.75), Llorens; Canabal y Bolo.Oviedo: Esteban; Keita, Onopko, Boris; Danjou (Eskurza, m.67), Paulo Bento, Nadj, Pompei; Dubovsky (Iván Ania, m.74); Losada (Rubén, m.60) y Dely Valdés. Goles: 1-0. M.16. Centro raso de Luis desde la izquierda y Canabal toca levemente para superar a Esteban. 1-1. M.40. Falta de entendimiento entre Alcázar y Hernández, el balón llega a Dely, al borde del área, que cede en horizontal a Dubovsky. Éste dispara flojo y el balón se cuela por debajo de Lopetegui. 1-2. M.78. Lopetegui rechaza un cabezazo de Dely Valdés, el balón queda suelto e Iván Ania fusila con la izquierda. Árbitro: Llonch Andreu. Amonestó a Helder, Michel I, Nadj, Boris y Keita. Unos 14.000 espectadores en Vallecas.

El Oviedo siguió a lo suyo, esto es a mirar aquello como si con él no fuera. Desesperado en su banquillo, Luis Aragonés ordenó adelantar líneas, que aquello olía mal. Pero llegaron noticias gratas desde el Villamarín y ahí se espabiló el Oviedo, que sin embargo encontró el gol de mala manera, tras aquel tirito de Dubovsky que Lopetegui se tragó. El empate salvaba al Oviedo, pero el Rayo se negó a aceptarlo. Y siguió erre que erre, con Luis llenando de agujeros su área, aunque cada vez menos, y Canabal mandando un pelotazo colosal al palo. Pero el Rayo, más allá de rumores sobre premios de procedencia ajena, fue cediendo en su empuje y dejando que el Oviedo llevara el partido donde quería. Y lo que quería era que no pasara nada.

La valentía de Juande Ramos al poblar el equipo de futbolistas de ataque no sirvió más que para regalarle la pelota al Oviedo, que ya se sabía salvado tras el segundo gol del Madrid ante el Betis. No quería correr más riesgos el Oviedo, no podía el Rayo y el partido hubiera muerto con un empate aceptado por todos, que se rompió en una jugada aislada, la del gol de Iván Ania, que acabó de certificar la permanencia del Oviedo y la derrota, inmerecida, de un Rayo que vivió sensaciones extrañas, las que se producen en un partido en el que el deseo de ganar no es capaz de sustituir a la obligación de ganar. Así que el Oviedo, por méritos propios, y deméritos del Betis, sigue en Primera, mientras el mejor Rayo de la historia se despide de los suyos con el amargo regusto de no poderle poner el broche merecido a una temporada fantástica.

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