Ocho hombres matan de una paliza a un albañil y hieren a un joven al salir de un bar en Alcalá
Un grupo de ocho hombres mató de una paliza al albañil Francisco Muñoz Barba, de 45 años, e hirió a Rafael Cruz Nieto, de 23, a puñetazos y patadas en la noche del martes en Alcalá de Henares (163.830 habitantes). La agresión fue una venganza porque Cruz retuvo en un bar a uno de sus agresores cuando huía tras intentar robar dos botellas de licor. El supuesto ladrón y siete amigos esperaron a que Cruz y Muñoz salieran del bar acompañados de tres familiares. Los atacantes, presuntamente polacos o de otros países del Este, les siguieron y les dieron una brutal paliza.
Cruz fue al bar Avileño, en la avenida de los Reyes Católicos,27, de Alcalá, acompañado por Muñoz -padre de su novia, Susana-, su hermano Ricardo Cruz, la novia de éste, Pilar, y el padre de ella. Iban a presenciar la retransmisión televisiva en directo del partido de fútbol que disputaban el Real Madrid y el Bayern de Múnich en la semifinal de la Copa de Europa. Ocuparon una mesa a apenas unos metros del televisor. El bar estaba lleno, con unos 60 clientes.En mitad de la segunda parte del partido, a las 22.30, un grupo de cuatro hombres entró en el local. José, el regente del establecimiento, les conocía. "Eran unos polacos que ya habían venido al bar más veces para robar botellas de alcohol", asegura. Al verles, José le dijo a su hermana María José que dejara de atender la barra y fuera al almacén a cerrar la puerta con llave. "Se lo pedí porque me estaba temiendo que me querían robar de nuevo", explicó José.
María José cogió la llave del almacén y se dirigió hacia la puerta. Al llegar, la vió entreabierta. Le dio un pequeño empujón y la puerta se abrió. Sorprendió a un hombre en el interior del almacén con dos botellas en las manos, una de ginebra y otra de otra bebida, según José. "Mi hermana le preguntó: '¿Qué haces con esas botellas? Déjalas en su sitio", añadió. El presunto ladrón obedeció y dejó las botellas en el suelo. Sorprendido en plena faena, trató de huir. Empujó a María José, que se golpeó de espaldas contra un cuadro y lo tiró contra el suelo.
María José alertó con un grito a los clientes del bar. El ladrón trató de huir cruzando el salón del local, con tres mesas a cada lado repletas de gente. No lo logró: Cruz le trabó y, con la ayuda de otros clientes, inmovilizó al supuesto delincuente. "Hubo un forcejeo y luego redujeron al ladrón. Después le pegaron unos tortazos; lo normal en estos casos de robo", explicó José. "A los amigos del ladrón, les dijimos: 'Vosotros, quietecitos ahí'. Y no hicieron nada", añadió.
"¡Fuera de aquí!"
José expulsó al presunto ladrón y a sus tres amigos del local, entre gritos de la clientela: "¡Fuera de aquí, iros a la mierda! ¡Iros a robar a vuestro país!", les gritaron. José rechazó avisar a la policía tras el incidente, porque pensó que no tenía mayor importancia. Pero se equivocó. El supuesto ladrón y los que iban con él se apostaron, escondidos, en las inmediaciones del local. Avisaron a otros cuatro amigos más. Aguardaban la salida de Cruz, que abandonó el local eufórico por la clasificación de su equipo para la final de la Copa europea.
El grupo caminaba de regreso a sus respectivos hogares. No se percató de que era seguido a distancia. Al doblar la esquina de la avenida de los Reyes Católicos y entrar en la calle de Santa Teresa, los agresores se abalanzaron sobre los aficionados al fútbol. "Les atacaron por la espalda y sin previo aviso, sin mediar una palabra entre ellos", afirmó ayer un portavoz de la Jefatura Superior de Policía. Los agresores comenzaron a golpear a Cruz y a Muñoz. "No emplearon objetos contundentes ni armas blancas, sino que les pegaron puñetazos y patadas por todo el cuerpo", añadió el portavoz policial.
Muñoz fue quien salió peor parado. Quedó tendido en la calle, inconsciente, junto a un contenedor de basuras. Sufrió contusiones por todo el cuerpo. "Le han hundido el tórax a patadas", afirmó ayer una familiar. Cruz se defendió como pudo de sus agresores. Sufrió una fisura en la mandíbula de un puñetazo y tenía golpes por todo el cuerpo. "Hacia las once y cuarto, un chico entró en el bar con la cara ensangrentada y pidió que llamáramos a la policía", narró Antonio, un cliente del local.
La policía local de Alcalá acudió a la llamada y trasladó a los dos heridos en el coche patrulla al hospital de Alcalá de Henares. Francisco ingresó en coma y falleció instantes después. A Cruz le trasladaron al hospital de La Paz, en Madrid, por si requería de una intervención quirúrgica maxilofacial. Los agentes de la comisaría de Alcalá investigan el homicidio y aún no han efectuado detenciones. Eso sí, cuentan con las huellas dactilares del hombre que trató de robar las botellas del bar.
Ante la reciente ola de hechos violentos, el delegado del Gobierno, Pedro Núñez Morgades, y el alcalde de Alcalá, Manuel Peinado Lorca, del PSOE, han encargado a la Universidad Carlos III un estudio sobre la delincuencia en la Comunidad.
El enfermo y el admirador de Hierro
Rafael Cruz Nieto, de 23 años, alias El Martillo, y el padre de su novia, Francisco Muñoz Barba, de 45, dos madridistas acérrimos. Quedaron en la tarde del martes para ir a ver la retransmisión televisisva en directo del partido de su equipo, como ya habían hecho en anteriores ocasiones. Cruz Nieto acudió a la cita vestido con una camiseta del Real Madrid, la que lleva el dorsal número cuatro, la del jugador de la defensa madridista Fernando Hierro. Se le manchó con su propia sangre.Susana, la novia de Rafael y la única hija del fallecido, que trabaja en una hamburguesería, lloraba ayer con amargura en el entierro de su padre en el cementerio Jardín de Alcalá de Henares. Entre sollozos y ligeros desmayos, repetía la misma pregunta: "¿Por qué? ¿Por qué mi padre?".
Le costaba creer que su progenitor había sido víctima de un asalto violento. Y es que Francisco Muñoz era un hombre de físico frágil. Llevaba ya varios años de baja por enfermedad. "Mi marido era albañil y ha trabajado en la construcción desde los 18 años, pero ya llevaba tiempo de baja laboral por enfermedad", explicó María Luisa, su esposa, tras unas gafas oscuras.
Francisco Muñoz tenía los huesos de las piernas y los ligamentos de las rodillas "desgastados" de tanto trabajar, según su viuda.
"No era peleón, era muy buena persona, era un hombre dócil y noble", aseguró. "Sería su día para morir...", trató de consolarse María Luisa.
Francisco tenía tres hermanos. Él era el mayor. Antonio Muñoz, su hermano inmediatamente menor, explicó ayer que comenzó a trabajar junto a Francisco a los 15 años, cuando el fallecido tenía 16. "Trabajamos juntos como mecánicos de ajuste de troqueles en un taller de Fuenlabrada", recordó. "A los 18 años, Francisco abandonó el taller y comenzó a trabajar en la construcción, como albañil", añadió.
Francisco creció con su familia en un modesto piso del madrileño barrio de Carabanchel. Allí conoció a María Luisa, su futura esposa. "Nos conocemos desde pequeñiñes", lamentó la viuda.
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