El asesinato de ETA
Ante los últimos acontecimientos en el País Vasco, creo que ha llegado el momento de realizar algunas reflexiones con objeto de desterrar de una vez por todas el cinismo y el doble lenguaje que dominan los acontecimientos que allí se están produciendo.1.José Luis López de Lacalle, Fernando Buesa y ERNE (sindicato al que pertenecía su escolta) estaban en la manifestación que el colectivo Basta Ya convocó el sábado 19 de febrero en San Sebastián. Los dos primeros y un miembro del sindicato de la Ertzaintza han sido asesinados desde entonces. Otegi, Arzalluz y Anasagasti, con sus irresponsables y cínicas acusaciones, señalaron los objetivos: "Hacen victimismo", "son gusanos", "están manipulados por el PP", "no buscan la paz", "son provocadores", "son los más beneficiados de la existencia de ETA".
2.Basta ya de eufemismos: no se puede pedir la paz porque no hay una guerra; no son violentos: son asesinos y matones; no hay un conflicto, sino una banda mafiosa que extorsiona y mata. ¿Por qué la tibieza de los nacionalistas con el "necesitamos la paz"? ¿Les da miedo la claridad del "ETA kampora"?
3.El PNV está gobernando con el apoyo de los mismos que escribieron "Ordóñez, jódete" sobre la tumba de Gregorio Ordó-Pasa a la página siguienteViene de la página anterior
ñez, y "José Luis de Lacalle, asesino" la misma noche de la muerte del colaborador de El Mundo. No parece que se pueda esperar demasiado de una unión de fuerzas que acogen individuos con semejante catadura moral.
4.¿Cuántos comandos han sido desarticulados por la policía autónoma vasca desde el inicio de la tregua? ¿Cuántos etarras detenidos? ¿Cuáles han sido las líneas de investigación que han seguido contra el entorno de ETA en ese tiempo? La respuesta sólo tiene un nombre: una policía política que realiza dejación de funciones. En cualquier país de nuestro entorno implicaría dimisiones y quizá responsabilidades penales por indefensión de sus ciudadanos. En cambio, aquí, Arzalluz y Egibar piden que la policía y la Guardia Civil se vayan de Euskadi. El resultado es un colectivo no nacionalista de cientos de miles de ciudadanos amenazados por los terroristas y sus alevines, y humillados y abandonados a su suerte por un Gobierno que pacta con sus asesinos.
5.El siempre difícil tratamiento de la información. ¿Para cuándo un acuerdo a escala nacional de todos los medios de comunicación (televisiones, diarios, emisoras de radio) para no acudir a las conferencias de prensa de EH? Su interés periodístico es nulo, y su contenido siempre el mismo: trivialización del asesinato, existencia de un conflicto, piruetas semánticas para no condenar lo injustificable. No basta con exigir unidad a los políticos y a la sociedad; los medios de comunicación deben organizarse y hacer frente unidos a los asesinos y a los que los amparan. Qué mejor manera que no prestar sus micrófonos y plumas a los que los necesitan para hacer oír su mensaje de dolor y muerte.- .
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