Un informe cree "irrelevante" que Domínguez votase sin declarar el solar

El secretario del Ayuntamiento de Valencia, Vicent Miquel, considera "irrelevante" la participación y votación de los tres ediles del equipo de gobierno del PP que apoyaron la modificación del planeamiento urbanístico de un área del centro histórico que excluía un solar de su propiedad. Vicent Miquel, que forma parte la Fundació Vives junto a los tres ediles de PP, reconoce, sin embargo, que Miguel Domínguez, Enrique Pérez Boada y Rafael Ripoll tendrían que haber declarado sus intereses tal como dice la ley.

El informe y dictamen jurídico elaborado por el secretario general del Ayuntamiento de Valencia se produce a instancias del grupo socialista municipal, que interpelaba al fedatario público sobre la "determinación, efectos y responsabilidad" de la actuación de los tres ediles del PP, especialmente del responsable del área de Urbanismo.En su escrito, Vicent Miquel reconoce que los tres ediles del equipo de gobierno que dirije Rita Barberá tenían que haber declarado su participación en el registro de intereses de cargos públicos como socios de la Comunidad de Bienes Sorell -que se constituyó para comprar un solar en la plaza de Mossen Sorell del centro de Valencia- un mes después de registrarla. El mismo plazo tenían los concejales, desde su inscripción en el registro de la propiedad, para declarar la propiedad del inmueble, según el secretario municipal.

Según la documentación conocida, los ediles populares incumplieron el plazo para registrar la comunidad de bienes y, por lo menos, un tercio del solar comprado. Pero el secretario municipal alambica su informe para no afirmar de manera taxativa que los tres ediles populares incumplieron con la legalidad establecida, ya que sitúa la compra del solar -posterior en el tiempo- como cuestión principal y previa a la constitución de la comunidad de bienes, que también tuvieron que haber declarado.

Mayoría absoluta sobrada

En cualquier caso, el razonamiento del secretario de la Corporación concluye que, pese a que los ediles no declararon sus intereses, su participación en una votación que afectaba el planeamiento urbanístico donde se hallaba su propiedad fue "irrelevante". El secretario Vicent Miquel llega a esta decisión al deducir que, aunque no hubiesen votado los tres ediles copropietarios del solar, el equipo de gobierno hubiese dispuesto de 17 votos que le dan la mayoría absoluta en el pleno de la Corporación.

El fedatario municipal se hace eco también del argumento esgrimido por el concejal de Urbanismo, Miguel Domínguez, al señalar que la votación de la modificación urbanística del área "no ha producido ninguna recalificación de la parcela" -que sigue siendo edificable, pero que ahora ya no es expropiable por el Ayuntamiento- por lo que "no deriva de manera inmediata y directa un provecho, un beneficio o una utilidad personal de contenido sustancialmente económico para ellos [los tres ediles]".

Respecto a la participación de Miguel Domínguez, como presidente de la comisión de Urbanismo, en el cambio de planeamiento del área del centro histórico donde compró el solar, el secretario de la Corporación asegura que sólo puede ser objeto de una "reprobación" si así lo determina el pleno del Ayuntamiento. Vicent Miquel asegura que la condición de concejal de Urbanismo de Miguel Domínguez no "aumenta su responsabilidad en el ámbito jurídico" y que todo queda en el terreno de lo político.

El informe del secretario recalca esta ausencia de responsabilidades jurídicas al indicar que la presidencia de la comisión de Urbanismo, que ostenta Domínguez, es sólo la de un "órgano no decisorio y de trámite necesario" y, por lo tanto, de menor relevancia, ya que las cuestiones transcentes son las que se aprueban en el pleno de la Corporación.

Miguel Domínguez argumentó la compra del solar de la plaza Sorell, 13, junto a los otros dos ediles, un empresario y el director general de la Policía, Juan Cotino, como un acto de altruismo. Según Domínguez, el solar, de pequeñas dimensiones pero edificable en tres alturas, se compró para beneficiar a la Fundació Vives, a la que también pertenece Vicent Miquel