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Incidentes ante la discoteca juvenil precintada el viernes por sobrepasar el aforo

Una concentración de unos 400 adolescentes ante la la discoteca juvenil Fibra Óptica, que el viernes fue desalojada por la policía por sobrepasar el aforo permitido, terminó ayer tarde con incidentes en los que dos jóvenes sufrieron contusiones.Los jóvenes achacaron el desalojo del día anterior a una supuesta denuncia de la discoteca contigua, Music Box, que fue objeto de sus iras: arrojaron contra el local huevos e incluso piedras, que destrozaron las lunas. Los vigilantes de la sala agredieron a los manifestantes y fue en ese momento cuando se produjeron las lesiones de los dos muchachos. La Guardia Urbana pidió ayuda a la policía, que a las 19.15 horas, cuando ya se habían concentrado en el lugar unos 500 jóvenes, procedió a dispersarlos sin practicar detenciones. La dirección de Music Box se lamentó de que se le atribuyera responsabilidad alguna en el desalojo de Fibra Óptica.

El Ayuntamiento de Barcelona, por su parte, presentó ayer denuncia contra la discoteca juvenil Fibra Óptica por superar las 800 plazas, cuando el establecimiento tiene un aforo de 350. Además las puertas de emergencia se abren hacia el interior, por lo que incumplen las normas de seguridad. Fuentes municipales dijeron que la denuncia formaba parte de los "trámites normales" ante infracciones de ese tipo.

El establecimiento ya había sido apercibido en dos ocasiones antes de la inspección del viernes, realizada en el marco de la campaña lanzada por los responsables municipales para intensificar el control sobre los locales nocturnos de la ciudad.

El desalojo comenzó hacia las ocho de la tarde del viernes y transcurrió sin incidentes, después que en una inspección rutinaria de los bomberos y la Guardia Urbana se observara que el aforo había sido desbordado.

La gran mayoría de los desalojados eran menores de edad. La discoteca Fibra Óptica, situada entre las calles de Bori i Fontestà y Beethoven, está especializada en público juvenil y realiza el grueso de su negocio por la tarde.

Fuentes de la propiedad se quejaron de la "brusquedad" con que se realizó el desalojo y recordaron que en el establecimiento no se expende alcohol ni tabaco y que la clientela está compuesta por "muchachos muy jóvenes y nulamente conflictivos", por lo que no hacía falta "recurrir a empujones".

Jordi Roviralta

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