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El general norteamericano Ralston releva a Clark al frente del mando supremo de la OTAN

"El hombre adecuado, en el momento adecuado y en el lugar adecuado". Así definió ayer el secretario general de la OTAN, George Robertson, al general norteamericano Wesley Clark en la ceremonia de relevo del mando supremo militar de la Alianza Atlántica, que pasa a manos del hasta ahora vicepresidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos, el general Joseph Ralston. "Mi objetivo es fortalecer la unidad de los aliados en la defensa de la paz y la seguridad", dijo el general Ralston en su primer discurso como responsable militar de la Alianza.

La ceremonia de traspaso se celebró en una desapacible y lluviosa mañana en el cuartel general aliado para Europa (SHAPE), en Mons, 80 kilómetros al suroeste de Bruselas, en presencia de la plana mayor militar de la Alianza, de los embajadores de los 19 países miembros y de varios ministros de Defensa, entre ellos el jefe del Pentágono, Richard Cohen. Un pequeño regimiento holandés en traje de gala abrió el acto con una salva de 17 cañonazos.Clark, el primer militar que dirigió la Alianza en una guerra en su medio siglo de existencia, fue despedido por lord Robertson como "un amigo, un soldado ejemplar, un pilar de fortaleza durante la etapa más dramática y de prueba vivida por la OTAN". El secretario general ensalzó la labor militar y diplomática del jefe supremo durante la crisis de Bosnia y, sobre todo, en la ofensiva aliada el año pasado en Kosovo para frenar los abusos del régimen de Slobodan Milosevic contra la minoría albanesa. Ensalzó también la colaboración de Clark en la creación de la nueva doctrina estratégica de la Alianza y en la apertura del diálogo de cooperación con Rusia.

Clark, a su vez, agradeció la colaboración y comprensión de los países miembros de la OTAN en el éxito de las operaciones militares en los Balcanes, y tuvo también palabras de reconocimiento para el anterior secretario general de la Alianza, Javier Solana.

Pero al margen de los elogios de lord Robertson hacia el general, éste se retira de SHAPE con la amargura de no haber podido completar sus cuatro años de mandato por los recelos del Pentágono a su actuación durante la guerra de Kosovo. Washington ha intentado restar importancia al hecho de que Clark abandone su puesto un año antes de lo previsto. Tanto es así que los colaboradores del secretario general tenían preparada una respuesta a una pregunta jamás formulada en la conferencia de prensa de ayer en Mons. Para Robertson, Clark es respetado y admirado por todos los países, sin excepción, de la OTAN

El nuevo jefe supremo militar es un experimentado general de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, de 57 años, nacido en Hopkinsville (Kentucky), con más de 2.500 horas de vuelo y casi un centenar y medio de misiones de combate en Vietnam y Laos. Intelectualmente está menos preparado que su antecesor, si bien posee un master en gestión de personal y ha realizado estudios en la John F. Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard. Ralston tiene un borrón en su expediente castrense para una sociedad tan puritana como la norteamericana, lo que estuvo a punto de arruinar su brillante carrera militar: haber cometido adulterio. En su biografía no oficial se dice que felizmente rehizo su matrimonio con su esposa Dede, con la que ha tenido cuatro hijos.

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