Un nuevo ataque de la oposición armada deja seis heridos en Teherán
Seis personas resultaron heridas ayer en Teherán en un ataque de mortero contra el cuartel general de la policía en la capital iraní. Uno de los heridos se encontraba anoche en situación crítica, según la televisión oficial. El grupo opositor armado Muyahidin Jalq (Combatientes del Pueblo) se responsabilizó del atentado que, dijo, tenía por objetivo la sede de los servicios de seguridad que dirige el general Hedayat Lotfian. La policía, que acordonó rápidamente la zona, encontró el lugar desde el que se había disparado y detuvo a una persona.
Según la televisión iraní, los obuses (cinco en total) habían alcanzado un complejo cultural y deportivo cercano a la plaza Vanak, en el noroeste de la capital. Pero testigos presenciales aseguraron que uno de ellos dio en el edificio que alberga el cuartel general de la policía de Teherán y otros siete u ocho cayeron en las inmediaciones, donde se halla el centro social de la comunidad armenia."Los proyectiles alcanzaron las oficinas del general Hedayat Lotfián, jefe de las fuerzas de seguridad del Estado, y del general Mohamed Reza Naqdi, jefe del contraespionaje", precisó el portavoz de Muyahidin Jalq al reclamar la autoría. También señaló que el grupo había actuado "en solidaridad con los movimientos de protesta estudiantiles", en referencia a las protestas de la semana pasada por el cierre de periódicos.
El grupo armado, que tiene su base en Irak, ya se responsabilizó de dos ataques similares en febrero y marzo pasados. En el primero de ellos, en vísperas de las elecciones legislativas, una persona resultó muerta. Entonces el objetivo fue un complejo gubernamental en el centro de la ciudad que alberga, entre otras, la oficina del presidente, Mohamed Jatamí.
Esta nueva acción de la principal oposición en el exilio coincide con un momento de extremada tensión política. Una oleada de detenciones de destacadas figuras reformistas y el cierre de 16 publicaciones de esa corriente política han puesto de relieve la preocupación de los sectores más conservadores del régimen ante su fracaso en la primera vuelta de los comicios legislativos. En vísperas de una segunda vuelta, fijada por fin para el próximo viernes tras numerosos recuentos y anulaciones de resultados, los conservadores tratan por todos los medios de debilitar a sus oponentes y aferrarse al poder que controlan: la judicatura, las fuerzas de seguridad y la radiotelevisión estatales.
La situación ha llegado a tales extremos que los reformistas han denunciado que se planeaba un golpe de Estado para echar a Jatamí. El presidente, que ha sabido recoger el deseo de cambios de su país, se mueve con pies de plomo y ha pedido calma a sus seguidores. Incluso el líder supremo del país, el conservador Alí Jamenei, ha tratado de rebajar la tensión.
Por otra parte, ayer se reanudó en Shiraz el juicio contra los 13 judíos iraníes acusados de espiar para Israel y por primera vez se expusieron los cargos de la fiscalía. El principal acusado, Hamid Tefilín, reconoció parte de las acusaciones, pero su abogado insiste en que no constituyen delito de espionaje según las leyes iraníes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.