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Los segovianos botan y gozan con el fútbol sala

Cientos de personas celebran el Campeonato de Europa de clubes

Más de 4.000 personas hicieron temblar ayer las paredes del pabellón que lleva el nombre del ex-ciclista Pedro Delgado, mientras el Caja Segovia de fútbol sala se alzaba con el Campeonato de Europa de Clubes, tras ganar al BNL de Roma (4-1). Todos botaban, gritaban, se abrazaban e, incluso, se bañaron en una fuente junto a sus jugadores preferidos. Durante la final, la ciudad se paralizó, como cuando Perico ascendía las cumbres en el Tour de Francia, que ganó en 1988, hasta que la efervescencia saltó a las calles para celebrar una nueva victoria."¡Que bote el alcalde, que bote el alcalde...!", fue el grito de guerra de los emocionados seguidores del equipo local, todos dando saltos, pero el presidente de la corporación municipal, José Antonio López Arranz (UC-CDS), trataba de contenerse en el palco - "por respeto"- junto con el vicepresidente segundo de la Junta de Castilla y León y consejero de Educación y Cultura, Tomás Villanueva, a pesar de que confiesa que no le gusta demasiado la actividad deportiva. Pero las victorias continuadas de este conjunto dirigido por José Venancio López traspasan el terreno de la competición al haberse convertido en un acontecimiento social.

Una fuente situada en una rotonda junto a la iglesia de Santo Tomás es testigo, desde hace dos años, de las victorias del Caja Segovia. Desde entonces, ha ganado los seis títulos que ha disputado, siendo en la actualidad campeón de Liga, Copa y Supercopa. Ayer, pese a que la temperatura no sobrepasaba los 12 grados, con un día que amenazaba lluvia, los surtidores volvieron a mojar a cientos de aficionados, mezclados con todos los jugadores de la plantilla, algunos sin camiseta, como el portero Luis Amado o Marcelo Serpa, a la vez que el capitán Javier Orol hacía equilibrios malabares para que no se le escapara de las manos el trofeo.

Equipo pentacampeón

"¡Qué pena de no ser joven para disfrutar como ellos!", exclamó una mujer que, en compañía de su esposo, acudió al lado de la fuente para celebrar este nuevo éxito del equipo segoviano, junto a más de 2.000 personas, según fuentes de la Policía Local, cuyos agentes tuvieron que adoptar medidas especiales de tráfico. Parecía mentira, pero pocas horas antes todas las calles se encontraban casi desiertas, sólo transitadas por los turistas que disfrutaban un día de "puente", ampliado para los madrileños hasta hoy martes. Incluso los sindicatos se resintieron al comprobar que, debido al partido, la manifestación del 1 de mayo era secundada por un colectivo que no llegó a las 200 personas. El interés estaba en el pabellón o frente al televisor.

Con el lema de "una Liga, tres Copas y ahora la de Europa", la fiesta continuó durante varias horas, las bocinas de los coches no dejaron de sonar y los jugadores volvieron a partir el cochinillo con el borde de un plato, a la manera tradicional, como señal de su triunfo antes de que, como es costumbre, hoy, ofrezcan su trofeo a la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad, y a las instituciones segovianas. Cargado de emoción, Claudio recordaba que estaba preparando las maletas para regresar a Brasil cuando su amigo y compatriota Daniel, nacionalizado en España, le pidió que se quedara en el equipo del Caja Segovia. "Es lo mejor que me ha podido pasar en mi vida", afirmó el futbolista brasileño, ya un ídolo en la ciudad castellana.

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