La Unió denuncia el precio a la baja de la alcachofa de Benicarló
El cultivo de la "alcachofa de Benicarló", una hortaliza con denominación de origen en la comarca castellonense del Maestrat, se encuentra amenazado por los bajos precios que están percibiendo los agricultores por el producto. Según explica Joan Brusca, delegado de la Unió de Llauradors del Maestrat, las empresas conserveras del norte de la provincia "se han unido para eliminar la competencia y fijar a los agricultores el precio de venta de la alcachofa". "El producto se está pagando en la huerta a 10 pesetas el kilo cuando hace sólo 15 días las conserveras nos daban 70, un precio ajustado a la realidad"; prosigue Brusca, "ahora no cubrimos en absoluto los costes de producción, por lo que es más rentable dejar la alcachofa en la planta".Este cultivo representa una importante fuente de ingresos en numerosas economías familiares, no obstante, el 60% de la producción, que todavía se encuentra en el campo, corre el riesgo de ser abandonado.
"Nos negamos a seguirle el juego a las empresas conserveras, nos roban el pan de nuestros hijos y ya no podemos más", dice Brusca, quien además describe el procedimiento empleado por estas sociedades en la contratación de la alcachofa: "Esperan al momento en el que existe una mayor producción y envían a un único corredor que se encarga de comunicar el nuevo precio, siempre a la baja, a todos los agricultores". El delegado de la Unió de Llauradors en la citada comarca de Castelón lamenta que "no haya nadie más a quien vender" y que siempre tengan que aceptar el precio que les imponen, en una práctica monopolística, "a pesar de tratarse de un producto con denominación de origen y de una extraordinaria calidad".
Joan Brusca apunta que este año se está viviendo la peor situación que recuerda porque "el precio más bajo que habíamos tenido que sufrir era de 30 pesetas el kilo, pero esta bajada a 10 significa la ruina". Sin embargo, aunque los agricultores perciben un precio irrisorio por la alcachofa, Brusca advierte que el consumidor "no ha notado para nada el descenso del valor, por el enriquecimiento añadido de los empresarios, que por desgracia, nunca baja".
