Las 'colles' inician la temporada con el reto de cargar 'castells de deu'
La temporada castellera del año 2000 se inicia estos días con el reto de conseguir mantener el nivel de los últimos años, que ha situado el món casteller ante los registros más importantes de su historia, superando incluso las grandes gestas de finales del siglo XIX. Cuatro colles ya han levantado castells de vuit y una de ellas, los Minyons de Terrassa, se ha atrevido con el quatre de vuit amb l'agulla y el pilar de sis.El eterno debate acaecido en las últimas temporadas sobre si el futuro de las construcciones límites se sitúa en los castells de nou sense folre o en los de deu amb folre i manilles adquiere en la actualidad mayor intensidad. El año pasado, el món casteller vivió la campaña más completa de su historia (82 castells de nou, 10 más que en la temporada anterior y 35 más que en la de 1997) y logró por primera vez en la centuria desvirgar construcciones inéditas ante los ojos de los aficionados (como la torre de vuit sense folre y el tres de vuit per sota, que acompañaron a dos quatres de nou sense folre).
Este éxito, en cambio, no se pudo extender a los castells de deu. Los dos tres de deu amb folre i manilles logrados en 1998 por los Minyons de Terrassa y los Castellers de Vilafranca (las dos únicas construcciones de diez pisos jamás logradas) no pudieron repetirse el año pasado, a pesar de que ambas agrupaciones continuaron su potente y exitosa evolución técnica. ¿La razón de ello? Principalmente una: las dificultades con que ambas agrupaciones toparon para reunir a la gente suficiente en los ensayos.
Cinco años después del espectacular auge casteller registrado a mediados de los noventa, el panorama de esta actividad popular se mantiene más sólido que nunca: casi 60 colles, un interminable calendario y una progresión técnica generalizada, que ha permitido a las colles grandes y a la mayoría de las medianas ampliar sus dominios y abanico de castells. Pero casi la totalidad de agrupaciones sufren un mal generalizado: la insuficiencia de componentes, lo que les impide apretar el acelerador al máximo para levantar los castells de más dificultad, pese a estar preparados técnicamente.
Para levantar un tres de deu amb folre i manilles se necesitan como mínimo 800 personas. Esta cifra es posible que la consigan las grandes colles, pero resulta casi imposible lograrla en los ensayos. Y, lógicamente, para probar un castell de máxima dificultad en la plaza, antes hay que trabajarlo concienzudamente.
La actuación castellera celebrada ayer en Vilanova i la Geltrú acogió las dos primeras torres de vuit amb folre del año, a cargo de la colla local, los Bordegassos, y la Joves de Valls. Los del Alt Camp, que con la actuación de ayer imprimieron el inicio de temporada más fuerte de su trayectoria, completaron el quatre de vuit y el tres de vuit.
Ayer, los Bordegassos descargaron también el quatre de vuit pero desmontaron en dos ocasiones el tres de vuit y finalizaron con el cinc de set. Los Castellers de Barcelona confirmaron en Vilanova su excelente inicio de campaña al descargar su segundo tres de vuit, junto a la torre de set y el quatre de vuit coronado.
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