Por pelos
Manuel Vázquez Montalbán (catalán y de izquierdas) es el pregonero oficial de las fiestas del Dos de Mayo organizadas por la Comunidad. Es un guiño más de los muchos que el Gobierno de Ruiz-Gallardón da a sectores intelectuales y artísticos alejados de la ideología dominante. Hace poco contrataron a Joaquín Sabina para celebrar el Día de la Constitución.El Ayuntamiento, salvo error u omisión, hace todo lo contrario, incluso hasta extremos sonrojantes. Por ejemplo, para contrarrestar el efecto Montalbán y demostrar que también está abierto a las vanguardias espirituales, se ha apresurado a contratar al futurólogo Rappel (algo de peluquero, algo de charlatán de tómbola, bastante de extraterrestre, un no se qué de divina pastora). El vidente se va a marcar una lección magistral el próximo 10 de mayo en el Centro Cultural Príncipe de Asturias, de Ciudad Lineal. Con un par. El concejal socialista Rafael Simancas, consternado, augura un futuro inquietante para el pueblo que vio nacer a Lope y a Calderón: "No sabemos si los próximos invitados al Centro Cultural de la Villa o al Museo Municipal serán Rociíto, Jesulín o Yola Berrocal". La inclusión de Rappel en la nómina de conferenciantes municipales parece cosa de broma, pero tiene todo el corte de una tomadura de pelo.
Es un hecho incuestionable el progresivo peso específico que están adquiriendo los estilistas capilares y sus secuaces en nuestra vida pública. El sociólogo austriaco Joseph von Klapperk, que pasa el puente en Madrid, comentaba anoche con sonrojante cinismo y aviesa lucidez: "Me he equivocado de oficio. A mí lo que me gusta es tomar el pelo a la gente. En la próxima reencarnación seré peluquero. Y ésa es la profesión que aconsejo a las nuevas generaciones".
Los peluqueros madrileños están imponiendo estilo en toda la nación. Navaja en ristre, otean las tendencias peliagudas. La llegada al Gobierno de Pío Cabanillas cambiará las cosas. Se impone el flequillo. Él ha declarado: "No voy a cortarme el pelo; quizá se me caiga".
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