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Washington propone a Moscú cambios en el tratado antimisiles

Estados Unidos ha presentado oficialmente a Rusia un borrador de la revisión del tratado antimisiles ABM de 1972, según informaron ayer fuentes oficiales. Esta modificación del tratado, verdadera piedra angular de sus negociaciones de desarme, fue presentada el pasado enero y será estudiada durante la cumbre de junio entre los presidentes Bill Clinton y Vladímir Putin.Por ahora, los norteamericanos no han conseguido convencer a Moscú de que estos cambios no afectarán al equilibrio nuclear alcanzado tras la guerra fría. Las conversaciones que durante tres días mantuvieron en Washington la secretaria de Estado, Madeleine Albirght, y su homológo ruso, Ígor Ivanov, sobre este contencioso concluyeron el jueves sin ningún resultado.

Los detalles del borrador secreto fueron publicados ayer por The New York Times y se pueden ver en Internet (www.thebulletin.org). El documento resume el nuevo programa de Defensa Nacional de Misiles (en inglés NMD), aprobado el pasado verano por Clinton, y asegura con insistencia que este escudo antimisil no es una amenaza para Moscú, sino una protección contra posibles ataques de los denominados Estados rebeldes: Corea del Norte, Irak, Irán y Libia.

Nuevo despliegue

Estados Unidos quiere desplegar en dos fases, a partir de marzo del 2001, unos 200 misiles en dos emplazamientos todavía por determinar y construir un sofisticado radar en la isla de Shemya, en Alaska. La iniciativa norteamericana implicaría una violación directa del tratado ABM, firmado con la entonces Unión Soviética en 1972, cuyo principio se basa en reducir la carrera armamentística limitando los sistemas de defensa: si un país se siente vulnerable ante un ataque nuclear tendrá menos probabilidades de lanzar una ofensiva.

El borrador insiste en que tales modificaciones, que se inclurían en dos breves protocolos al inicio del tratado, no afectan al equilibrio nuclear entre los dos países ni la capacidad de respuesta de Moscú. "El NMD no está dirigido contra Rusia y no debilitará el potencial estratégico ruso". Los norteamericanos llegan a asegurar que el Kremlin, incluso después de reducir el número de cabeza nucleares a 1.500 o 2.000, como estipula el tratado de desarme START III, todavía por negociar, mantendrá su supremacía frente a Estados Unidos: "Las fuerzas rusas, después de START III, podrán llevar a cabo una contraofensiva destructiva, aunque el ataque se produzca desde Estados Unidos, con el limitado sistema del NMD".

Rusia se opone categóricamente a cualquier modificación del ABM. La rueda de prensa con la que Albright e Ivanov concluyeron el pasado jueves sus tres días de negociaciones en Washington puso de manifiesto las profundas discrepancias que existen entre los dos países desde que los norteamericanos entregaron el borrador el pasado enero. Sin embargo, Ivanov dejó la puerta abierta para futuras negociaciones con vistas a la cumbre de junio.

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