La mujer acusada de matar a su nieto declara que no recuerda nada
La mujer de 63 años acusada de matar de siete cuchilladas a su nieto, de sólo dos años y con síndrome de Down, declaró ayer en su juicio que no recuerda lo ocurrido. Joaquina G. D. indicó que "adoraba" al pequeño y que sólo sabe del caso lo que le han contado. Añadió que su hija le había dicho que iba a separarse de su marido y que cree que actuó así por temor ante el futuro del niño. El crimen, que se juzga desde ayer en la Audiencia de Madrid con un jurado, ocurrió el 11 de enero de 1999.
Los informes sobre la conducta psíquica de la acusada serán cruciales para el veredicto, según advirtió ayer el fiscal, que pide 10 años de cárcel por asesinato para la acusada, tras aplicarle la eximente parcial de trastorno mental y la agravante de parentesco. La mujer intentó suicidarse tras el crimen clavándose un cuchillo en el cuello y en el toráx. Como los padres del crío trabajaban, durante algún tiempo dejaron al pequeño con la abuela para que cuidase de él. Pero, con el paso del tiempo, la acusada comenzó a dar muestras de depresión y los padres la liberaron de esa responsabilidad y decidieron llevar al pequeño a una guardería.
El lunes 11 de enero de 1999 el niño, que sufría un resfriado, se puso con fiebre, y, como no podía ir a la guardería, la madre, Dolores C. G., lo llevó con la abuela (su madre) mientras ella acudía a su trabajo en el hospital Gregorio Marañón. Sobre las 14.30, la abuela salió gritando al descansillo de su cas, gritando: "¡Qué he hecho, qué he hecho, mi niño, mi niño!". A continuación, entró de nuevo en la casa y se clavó varias veces un cuchillo en el cuello y en el tórax.
La madre del niño, al ver lo ocurrido, sufrió una crisis nerviosa, por lo que precisó atención médica. Los investigadores policiales hallaron en casa de la abuela un manuscrito en el que ésta indicaba que había decidido matar a su nieto, víctima del síndrome de Down, porque se lo iban "a quitar".
La procesada explicó ayer en el juicio que se volcó en la educación de su nieto desde que éste nació, pues su hija lo dejaba a su cuidadado mientras ella acudía a su trabajo en el hospital. "Me lo dejaba a las siete y media de la mañana, luego venía a comer y a las cuatro o cinco de la tarde, cuando el niño se despertaba, ambos se marchaban", indicó. Pero sobre el crimen declaró que no recordaba nada.
"Tuve miedo de que [la separación] afectase al niño", declaró ayer Joaquina. El desencadenante de los hechos fue el anuncio de que los padres del crío se iban a separar, según la defensa, que pide la absolución por trastorno mental de su cliente. Según el letrado, "se ha producido el llamado homicidio por compasión seguido de intento de suicidio, que nace de una confusión que tiene la persona en su mente que le lleva a pensar que lo mejor para el niño es que muera".
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