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Un nuevo misterio bajo Ramales

Patrimonio halla durante las excavaciones de la iglesia de San Juan un féretro tachonado en bronce

Vicente G. Olaya

Las excavaciones que la Dirección General de Patrimonio lleva a cabo en la plaza de Ramales para desenterrar la planta de la desaparecida iglesia de San Juan Bautista, donde fue enterrado Diego Velázquez en 1660, han destapado dos misterios: un ataúd con tachuelas de bronce con restos óseos dentro y la espectacular cripta de la iglesia.El féretro, que se encuentra embutido en el suelo de una capilla lateral de la iglesia, carece de tapa, aunque en su interior se distinguen, mezclados con tierra, restos humanos. Sobre la parte superior del ataúd son visibles seis tachuelas de bronce que el tiempo ha convertido en pequeñas masas verdes. A ambos lados del féretro se distingue perfectamente la huella dejada por los asideros metálicos de la caja.

Juan Carlos Doadrio, viceconsejero de Patrimonio, explicó a última hora de ayer que sus técnicos le habían confirmado que se trataba del féretro de una persona "de buena posición social o económica". Doadrio destaca que los elementos metálicos de la caja y la ubicación de ésta dentro del templo lo confirman. "Este tipo de ataúdes, aunque no era muy raro para la época, tampoco era corriente, y menos para gente con pocos recursos económicos. Además, el haber sido encontrado en el interior de la iglesia y bajo una capilla demuestra que se trata de alguien que no pertenecía a las clases sociales más bajas". Las personas más pobres solían ser enterradas fuera de los muros de las iglesias. En el interior se inhumaba, por lo general, a quienes podían pagar un nicho permanente. Cuanto más cerca de la cabecera del templo se situaba un cuerpo, más importancia social tenía el fallecido: nobles en cabecera, ricos en el centro y artesanos, burócratas y personal de palacio a los pies.

El viceconsejero descartó que el atúd hallado ahora en la iglesia pueda ser el de Velázquez, ya que el pintor fue enterrado al otro lado del templo (en la cripta privada de su amigo el ayudante real Gaspar de Fuensalida) y además sus restos, según los estudios históricos regionales, se dan por desaparecidos.

Los arqueólogos de la Consejería de Educación desconocen aún la profundidad exacta de la caja hallada, ya que por ahora sólo es visible su contorno. Por el momento, los expertos no tienen intención de desenterrar el féretro, porque el trabajo que actualmente ejecutan -la excavación de toda la planta del templo de San Juan para obtener su planimetría- se lleva a cabo por capas con el fin de determinar las fases constructivas de la edificación.

Los arqueólogos solo profundizan en sus excavaciones cuando actúan sobre zonas que fueron vaciadas en cualquiera de las prospecciones arqueológicas que se llevaron a cabo tanto en el siglo XIX como a mediados del XX. Éste es el caso de la cripta descubierta ahora, que antes fue abierta y expoliada en varias ocasiones.

La retirada de los escombros ha hecho posible el desenterramiento completo de este cubo de unos cuatro metros de lado. Los técnicos de Patrimonio han descubierto que en su interior se levantó aproximadamente en los años sesenta otro cubo de ladrillo que encaja perfectamente dentro del primero. "Esta estructura moderna es de una gran solidez y carece de todo sentido arqueológico. Una posibilidad es que fuera construida durante las excavaciones realizadas hace cuarenta años con el fin de dar más consistencia a la cripta original y hacerla visitable. Lo refuerza el hecho de que se construyeron escaleras de acceso a la esta segunda cripta", señala Juan Carlos Doadrio.

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Los arqueólogos también han hallado los restos de las jambas originales que servían de acceso a la cripta de la iglesia. Se trata de grandes bloques graníticos sobre los que se alzaba una estructura de ladrillo que formaba el hueco de la puerta de entrada. También son visibles aún los restos de la cubierta de la cripta: grandes losas de pedernal. "Estas planchas tenían una doble función: eran el techo de la bóveda funeraria y, lógicamente, el suelo de la capilla superior", afirman los expertos regionales.

De la cripta, según están revelando ahora las excavaciones, partía a su vez un túnel de tierra, de casi un metro de anchura, hacia el exterior de la iglesia. "Es una galería en mina, es decir, excavada en el suelo sin recubrimiento de ladrillo. Desconocemos exactamente su fin, pero este tipo de túneles son muy antiguos", manifiestan los estudiosos consultados.

Por su parte, un equipo de antropólogos tomaba ayer, a pie de obra, muestras de los numerosos restos óseos hallados en esta iglesia en los últimos meses. Armando González, de la Unidad de Antropología de la Universidad Autónoma, recordó que actualmente el equipo ya estudia en el laboratorio los restos de medio centenar de individuos. Hay huesos de la guardia valona del cercano Palacio Real, de trabajadores de la Corte y de residentes en viviendas próximas al templo.

La iglesia de San Juan Bautista era, dada su proximidad al Palacio Real, su parroquia. En ella eran enterrados los personajes de la Corte, incluidos los bufones reales. Pero, por el momento, los antropólogos no han hallado restos óseos de estas personas. "Son huesos fácilmente identificables, pero aún no hemos descubierto ninguno", indicó Armando García. Los informes históricos de la Comunidad señalan que, al menos, dos bufones de Felipe IV, Calabacillas y El Primo, descansaron bajo las losas de la iglesia de San Juan. Las conclusiones definitivas de estos estudios antropológicos (enfermedades más comunes de los fallecidos, deformaciones provocadas por epidemias o carencias alimenticias...) no estarán disponibles hasta dentro de un año.

Al tiempo que se efectúan estos trabajos, un catedrático de la Escuela de Cerámica está terminando un dibujo donde se reconstruye el aspecto exterior de este templo derribado a principios del siglo XIX por orden de José Bonaparte. La reconstrucción será expuesta junto a las excavaciones para que los paseantes puedan tener una idea aproximada de la iglesia.

Por otra parte, el viceconsejero de Patrimonio se reunió ayer con responsables de Tráfico y Circulación del Ayuntamiento para acordar la construcción de un aparcamiento bajo la plaza de Ramales, una vez acabadas las excavaciones arqueológicas. Desde la Comunidad de Madrid se afirmó ayer que las "relaciones entre ambas administraciones en lo relativo a la plaza de Ramales son, sencillamente, excelentes".

Por el momento, no hay fecha para la conclusión de las excavaciones. "Todo dependerá del ritmo de los trabajos de investigación. Pero intentaremos acelerarlos para que los madrileños dispongan en el plazo más breve de un nuevo estacionamiento y de la reconstrucción documental de uno de los momentos más apasionantes de su historia: el Madrid de los Austrias y de la iglesia donde fue enterrado Velázquez y buena parte de la Corte del imperio", concluyó Doadrio.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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