Condena de 17 años de cárcel para Ricardo Guerra por el asesinato de Aitor Zabaleta
La Audiencia de Madrid ha condenado a 17 años de cárcel a Ricardo Guerra, de 24, como autor del asesinato del seguidor de la Real Sociedad Aitor Zabaleta, ocurrido el 8 de diciembre de 1998 en los aledaños del estadio Vicente Calderón. Paralelamente, ha ordenado que se investigue si tres amigos de Guerra -Ignacio Racionero, Israel Gonzalo Canabal e Iván Martín Ron- participaron directamente en la agresión en la que Guerra asestó una cuchillada en el corazón a Aitor. El jurado declaró culpable a Guerra hace 24 días, y ahora el tribunal ha dictado sentencia de acuerdo con ese veredicto.
En el juicio, celebrado a lo largo del pasado marzo, Iván Martín e Ignacio Racionero admitieron que estuvieron con Guerra toda la tarde del día en que ocurrieron los hechos. Gonzalo Canabal, en cambio, señaló que estaba de compras. Martín Ron es el testigo que, en la fase de instrucción, declaró en cuatro ocasiones haber visto a Guerra propinar la cuchillada a Aitor y que luego, en el juicio, se retractó de todo lo que había dicho. Durante el juicio, el Movimiento Contra la Intolerencia, que intervino como acción popular, pidió al magistrado-presidente del jurado, Rafael Mozo, que suspendiese la vista y remitiese las diligencias al juzgado ìnstructor para que se investigase a estas tres personas como copartícipes del asesinato. Aunque entonces el juez decidió proseguir la vista, ahora, en la sentencia, a instancias de lo expresado en su veredicto por el jurado popular, indica que la información expuesta en el juicio por al menos tres testigos "debe ser investigada y, en su caso, enjuiciada separadamente, deduciéndose el correspondiente testimonio" contra ellos. La policía vincula a Guerra y a estas tres personas con Bastión, un grupúsculo neonazi integrado en el llamado Frente Atlético. En el juicio, tres testigos indicaron que vieron cómo cuatro seguidores del Atlético de Madrid -entre ellos, Guerra- rodeaban y agredían a un aficionado de la Real Sociedad.
El juez ha desestimado, en cambio, la petición de la defensa de Guerra en el sentido de que se investigase por falso testimonio a dos testigos del juicio y seguidores de la Real Sociedad José Antonio Jiménez y María Aránzazu Apoita. Ésta reconoció en un vídeo exhibido en el juicio a Guerra y a Iván Martín como dos de las cuatro personas que rodearon a Aitor poco antes de caer éste abatido por una puñalada.
El juez declara probado en la sentencia que sobre las seis y cuarto de la tarde del 8 de diciembre de 1998, cuando Aitor Zabaleta se encontraba en las inmediaciones de la curva norte del Vicente Calderón, "recibió una puñalada en el pecho a la altura del corazón, con una navaja de nueve centímetros que le atravesó el corazón, produciéndole la muerte por parada cardiorrespiratoria a las 3.00 horas del día 9 de diciembre de 1998". Asimismo, considera que Guerra fue el autor de dicha puñalada, "que asestó con la intención de causar la muerte a Aitor y que fue propinada de forma súbita, sorpresiva e inesperada, lo que impidió toda posibilidad de defensa de la víctima". De ahí que califique el hecho como un asesinato.
El magistrado recuerda en la sentencia que el jurado, para fundamentar su veredicto de culpabilidad, ha tenido en cuenta "las manifestaciones" del principal testigo de cargo, Iván Martín, y las de los policías del grupo de Tribus Urbanas que le interrogaron tras detenerle.
En ese interrogatorio, del que luego se retractó, Iván Martín dijo que la tarde del crimen estuvo con Guerra y Racionero y que "presenció una reyerta entre seguidores del Atlético y la Real Sociedad". Y añadió que "vio a Guerra", desde una distancia de 20 metros, "dar una puñalada en el pecho a un seguidor de la Real Sociedad". También recuerda el juez la declaración de Iván Martín en la que éste señala que, tras la reyerta, Guerra llegó a un bar e hizo el siguiente comentario: "No les hemos dado lo que se merecían, pero tampoco se han ido de vacío".
Aunque el juez no explica en la sentencia el móvil del crimen, las acusaciones sostuvieron en el juicio que se trató de una acción planificada por Bastión para vengar las pedradas que recibió un autobús de seguidores del Atlético durante el partido de ida de la eliminatoria de la Copa del Rey que, 15 días antes del crimen, disputaron en San Sebastián la Real Sociedad y el Atlético de Madrid.
Para el juez que ha redactado la sentencia, la motivación del jurado para condenar a Guerra es adecuada y suficiente, pues está "fundamentada en múltiples pruebas directas e indirectas, apreciadas de manera racional y de acuerdo con la experiencia humana".
La sentencia destaca que Guerra "no eligió a Aitor Zabaleta por su condición de ciudadano vasco" y subraya "la violenta conducta" que desplegó el acusado la tarde que ocurrieron tan "gratuitos e innecesarios" hechos que culminaron con el asesinato de un aficionado del equipo rival.
La sentencia establece que el acusado pague a los padres 20 millones y 10 a la novia, pese a ser insolvente
Es infrecuente que los tribunales establezcan el pago de una indemnización para la novia de la víctima de un crimen. En este caso, el magistrado presidente del tribunal, Rafael Mozo, sí ha estimado la petición del fiscal y de las acusaciones para que Ricardo Guerra indemnice con 10 millones de pesetas (el fiscal solicitó 12 durante el juicio) a Verónica Olivenza Luján, por el "daño moral" que se le ha causado. Aitor y Verónica, de 27 años, mantenían "desde hacía cinco años una relación de noviazgo", según la sentencia, y se habrían casado si no hubiese sido por la fatal cuchillada que le segó la vida el 8 de diciciembre de 1998 frente al estadio Vicente Calderón. Fuentes judiciales aclaran que la ley establece la posibilidad de indemnizar a una persona distinta de los herederos "por el daño moral o económico causado a raíz de un delito".
"La indemnización se suele otorgar a las personas que quieren a la víctima, algo que habitualmente coincide con las personas de los herederos", afirman los citados medios. Para el tribunal, "una prueba evidente" de la relación entre Aitor y Verónica es el hecho de que los padres de la víctima han admitido en el juicio que existía ese duradero noviazgo y que la chica "era acreedora" de una indemnización por el perjuicio que se ha causado a su vida.
La sentencia también establece que Guerra pague otros 20 millones de pesetas a los padres de Aitor. "Como consecuencia del delito", señala la sentencia, "los padres se han visto prematura y traumáticamente privados de la compañía y el afecto de su hijo". Aitor "tenía 29 años, se hallaba en edad laboral y convivía con sus padres", razona el juez.
Sin embargo, parece difícil que el condenado pueda hacer frente a estas cantidades, ya que el tribunal admite que se trata de una persona insolvente; es decir, que carece de medios económicos.
Los padres y la novia de Aitor habrían podido cobrar con seguridad esas indemmnizaciones si el tribunal, como solicitó en el juicio la abogada de la familia de la víctima, hubiese decretado la responsabilidad civil subsidiaria del Estado. Pero no ha sido así.
Begoña Lalana, letrada de la familia de Aitor, argumentó en el juicio que si Guerra era declarado insolvente el Estado debía pagar las indemnizaciones que fijase el tribunal, ya que el procesado disfrutaba del tercer grado penitenciario cuando cometió el asesinato. Ese régimen permitía a Guerra salir durante el día a la calle e ir a la cárcel sólo para pernoctar. Guerra disfrutaba de esa semilibertad porque estaba a punto de cumplir una condena de dos años y cuatro meses por haber asestado una puñalada en 1996 a otro joven en una discoteca.
El padre de la víctima dice que ahora falta juzgar al grupo Bastión
Javier Zabaleta, padre de Aitor, el seguidor de la Real Sociedad asesinado en Madrid, expresó ayer su satisfacción por los 17 años de cárcel impuestos al asesino de su hijo. Zabaleta, en declaraciones a Radio Euskadi, señaló que la familia no ha cerrado aún definitivamente la página del crimen de Aitor. "Hemos cerrado una página, pero hay otras muchas que tenemos que seguir abriendo y cerrando pausadamente", dijo. Se refería a que aún queda por celebrarse otro juicio contra los 12 miembros del grupo neonazi Bastión -incluido Ricardo Guerra- que supuestamente intervinieron en la agresión que sufrieron los seguidores de la Real Sociedad el día en que su hijo Aitor fue acuchillado. Javier Zabaleta se congratuló de "las conclusiones finales" del proceso contra Guerra, pero lamentó "los fallos de procedimiento que se cometieron en el sumario". "Al principio", dijo, "el sumario fue horroroso", aunque luego, aclaró, ha habido "un jurado que ha sido justo y que ha considerado que debe pedir que se les hagan diligencias aclaratorias" a tres amigos de Guerra.
Zabaleta aludió también a la amenazas de muerte que ha recibido por escrito su familia tras hacerse público, hace 24 días, el veredicto de culpabilidad del jurado contra Ricardo Guerra. Y, además, destacó que la sentencia contra Guerra es un aviso para "los neofascistas que andan libres por la calle".
"Un día importante"
En parecidos términos se expresó ayer Esteban Ibarra, portavoz del Movimiento contra la Intolerencia que ejerció la acusación popular. Ibarra sostiene que el fallo supone un avance contra la violencia urbana. "Es un día importante para toda la ciudadanía democrática", dijo, y aplaudió la decisión del juez de deducir testimonio contra tres amigos de Guerra por su supuesta participación en el asesinato como pidió el jurado. También recordó que aún debe celebrarse otro juicio en el que 12 miembros de Bastión serán juzgados, a petición de su organización, "por asociación ilícita" y desórdenes públicos. Se enfrentan a seis años de cárcel.
El abogado del Movimiento Contra la Intolerancia, Marcos Gómez de la Serna, reconoció, por su lado, que las pruebas para condenar a Ricardo Guerra no eran muchas, "pero sí suficientes", de ahí que la sentencia", dijo, "sea justa y ajustada a derecho".
Emilio Rodríguez Menéndez, abogado de Ricardo Guerra, anunció ayer, por su parte, su intención de recurrir la sentencia ante el Tribunal Superior de Madrid. Rodríguez Menéndez declaró que recurrirá la sentencia porque, a su juicio, "es absolutamente no ajustada a derecho, no tiene contenido y carece de rigor".
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