El asalto a la fama de Martínez
Según la policía, se ha gastado en promocionarse 1.500 millones de los 2.000 que le confiaron 500 inversores
Martínez no es un buen apellido para un personaje de la farándula. Por eso lo primero fue buscarse un nombre artístico. Antonio Martínez Fontaneda pasó en las primeras semanas de este año a convertirse en Antonio Fontaneda Martínez. Para algunos, sin embargo, su decisión tuvo otra explicación: ocultar un pasado con dos condenas que sumaron siete años y medio de cárcel por tráfico de drogas y falsedad.Pero, en definitiva, como tantas otras estrellas tomboleras, su carrera ha sido efímera. Siete meses después de su primera aparición oficial, en Marbella (Málaga), la Brigada de Delincuencia Económica, coordinada por el Juzgado de Instrucción número 1 de Pamplona, le detuvo en Madrid el pasado día 11 por un presunto delito de estafa.
Fontaneda quería ser famoso, pero necesitaba dinero para su proyecto y utilizó la confianza de 500 inversores que le entregaron 2.000 millones de pesetas. Al menos 1.500 de esos millones, según las indagaciones policiales, se los ha gastado en promocionarse.
"Yo lo que quiero es ser famoso", reconoció Fontaneda ante un representante de una de esas empresas que proliferan dedicadas a llevar de un lado para otro a famosos previo pago de suculentos cachés.
Hecha la petición, el aparato se puso en marcha. En noviembre pasado, un tal Antonio Martínez Fontaneda presentaba, rodeado de un centenar de famosos y periodistas del corazón, su grupo de empresas. Marbella fue el escenario de la convocatoria y Puente Romano el lujoso hotel. El anfitrión apareció en una espectacular limusina y hay quien asegura que se encargó de mostrar un buen fajo de billetes que portaba en el maletero por si alguien dudaba de su poderío.
Leticia Sabater, presentadora de televisión, fue de las primeras en agarrarse del brazo de Fontaneda. Y, con su desmentido a un supuesto idilio, la alerta general: "Se trata de un empresario muy importante. Por el momento, entre nosotros sólo hay negocios. El tiempo dirá...". Ella encabezó una interminable lista de mujeres con las que el nuevo promotor se fotografió: Blanca Suelves, Jacqueline de la Vega, Malena Gracia, Tuyupa, Maribel Sanz, Sofía Mazagatos... Unas se colgaron de su brazo sólo como parte de alguna promoción. Otras, buscando que les firmase un contrato. Las ofertas alcanzaban incluso al mercado norteamericano, en el que aseguraba que iba a producir dos series. Nadie dudó. Su puesta en escena era su mejor coartada.
Y es que Fontaneda, en eso de apabullar, actúa como un maestro. Así lo corroboran los inspectores que desde octubre han seguido sus pasos a diario. Fueron unos agentes de Pamplona los que dieron la alarma. ¿Cómo era posible que Antonio Martínez, aquél que estuvo en la cárcel en Colombia, dueño de locales de alterne, se paseara de repente por las calles de la capital navarra cada día con un modelo de Mercedes?
La policía siguió sus pasos y descubrió que la vida que llevaba el renacido empresario se asemejaba a la de cualquier multimillonario al uso: coches caros, suites de lujo, invitaciones multitudinarias en los mejores restaurantes y un interminable séquito de asistentes.
Fontaneda llegaba a las fiestas acompañado de ocho hombretones, el más escuálido de 120 kilos, todos con auriculares propios del servicio secreto, y provocaba el revuelo y la curiosidad. "No eran profesionales de la seguridad", explican fuentes policiales; "se trataba de gente en el paro que contrataba para que formaran parte de su teatro". Cuantos más gorilas le rodeaban, más famosas luchaban por hacerse un hueco y llegar hasta él.
En el mundo de la farándula nadie se preguntó cómo Fontaneda financiaba tanto derroche. Los que le conocían como Antonio Martínez, nacido en Barruelo de Santullán (Palencia) hace 45 años, sí. La Brigada de Delincuencia Económica asegura tener la explicación. El Grupo Acai-3, compuesto por Acai 3 Gestiones Inmobiliarias -que, según la policía, nunca se llegó a constituir- y Acai 3 Producciones 2000, dedicada a proyectos musicales y editoriales, le servían para captar dinero para proyectos, por el momento, inexistentes. A los confiados inversores les llegaba a ofrecer hasta un 60% de rentabilidad anual.
"He puesto en marcha un sistema innovador. En la universidad cerrada (la cárcel) estaba siempre pensando", declaró el empresario al Diario de Navarra pocos días antes de su detención. Como garantía, presentaba títulos de propiedades inexistentes, siempre según fuentes policiales. La captación de los fondos los lograba en muchos casos a través de anuncios de prensa. "Casi siempre se trataba de dinero llamemóslo b ", explican los investigadores.
Fontaneda llegó a Pamplona a principios de este mes de abril como todo un triunfador: a él se debía el primer Certamen de la Moda en la capital navarra. Sofía Mazagatos voló desde Nueva York para la ocasión. Junto a ella, otras muchas caras famosas: la actual miss España, Helen Lindes, y una de sus predecesoras, Raquel Rodríguez, la actriz Lucía Hoyos, la presentadora Alejandra Prat, la modelo Adriana Skleranikova, Bibiana Fernández y su marido, Asdrú-bal... Y, como cabeza de cartel, Antonio David, ex de Rocío Carrasco, cuya presencia costó dos millones. Como colofón, el espectáculo del bailarín Ernesto Neyra, ex de Carmina Ordóñez.
El grupo de famosos fue captado por una de las presentadoras del programa televisivo Tómbola, Lydia Lozano, y por su socia Meye Ortiz. Los diseñadores invitados fueron Elio Berhanyer, Petro Valverde, Tony Benítez, Javier Larrainzar y Joaquim Verdú. Tanta expectación levantó la cita que los habituales gurús de la moda -Beatriz de Orleans, la condesa de Montarco, María Eugenia Férnandez de Castro y Tomás Terry- se sentaron en las primetas filas de la sala.
Ser anfitrión y promotor del certamen le costó a Fontaneda 100 millones. Los diseñadores enseguida se dieron cuenta de la segunda intención de la convocatoria: allí la moda no importaba, se trataba de un espectáculo para promoción del emergente empresario.
En la cena de fin de fiesta, Fontaneda se mostró plétorico: "En realidad, no debía estar aquí. Tenía invitaciones en la tercera fila de la entrega de los Oscar. Con Bruce... Sí, con Bruce Willis, que es íntimo amigo mio... Y con Denzel Washington... Pero preferí venir a Pamplona".
Poco después, Fontaneda era detenido junto con su mujer, su hijo mayor y algunos de sus colaboradores. En libertad condicional ahora, la policía asegura poseer pruebas suficientes de su estafa. Los propios inspectores aseguran no haberse topado nunca con un personaje como él. Un estafador al uso intenta pasar inadvertido, pero Fontaneda todo lo contario. ¿O engañaba con el fin de obtener el dinero necesario para ser famoso?
El empresario niega todas las acusaciones y mantiene en pie dos de sus objetivos: contar su vida en un libro y llegar a Hollywood. "Stallone está harto de los papeles que le ofrecen y me ha pedido que le produza una película", dice.
Meye Ortiz, una de las personas que organizaron el desfile de Pamplona, es de las pocas que no sólo asegura conocerle, sino que incluso sale en su defensa: " Siempre que ha prometido algo lo ha cumplido. Está sufriendo un linchamiento. Antes, todos se peleaban por llegar hasta él. Ahora, niegan conocerle". A Fontaneda la fama le ha salido cara.
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