A Coruña empieza a olfatear la Liga
Todo es muy distinto a hace seis años, cuando el Deportivo tuvo su última opción seria de llevarse el título. Entonces, el equipo estaba recién llegado de Segunda y para recrear las emociones que acometían a la hinchada en aquellos momentos, habría que recurrir al célebre dicho de Bill Shankly de que el fútbol es mucho más que una cuestión de vida o muerte. Ahora, tras siete temporadas en la élite, la parroquia blanquiazul se toma las cosas con más serenidad. Pero, desde hace unos días, la ciudad empieza a olfatear la proximidad del título. Y esa excitación se manifestó ayer sin camuflajes en Riazor. No sólo porque el estadio se llenó, sino porque el equipo fue recibido como en las grandes ocasiones, incluido el espectacular despliegue de un mosaico blanco y azul. A pesar de su mal humor por las derrotas fuera de casa, la afición ha decidido apoyar al equipo. La hinchada responde así a los llamamientos de Irureta para convertir Riazor en una fortaleza.
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