"La población de Kosovo quiere un Estado independiente"
Pregunta. ¿Dónde está tramando el presidente yugoslavo [Slobodan] Milosevic la próxima guerra en los Balcanes?Respuesta. Belgrado puede jugar sus cartas en toda la región: en Bosnia, en Macedonia, con nosotros en Kosovo y, naturalmente, en Montenegro. Si Montenegro insiste en su independencia, no se puede descartar allí una dramática evolución de los acontecimientos.
P.Belgrado anuncia sin cesar la reconquista de Kosovo. ¿Resulta imaginable una confrontación tan absurda con la OTAN?
R.Belgrado sigue siendo una potencia militar. La Alianza Atlántica no ha aniquilado al Ejército serbio. El principal objetivo de Milosevic es la desestabilización permanente de Kosovo para impedir nuestra democratización y el saneamiento de nuestra economía. Podrían darse nuevos tumultos en el sur de Serbia, donde siguen viviendo 100.000 albaneses. Pero también Kosovska Mitrovica es un foco constante de crisis.
P.No sólo Belgrado juega con fuego. También grupos extremistas del antiguo Ejército de Liberación de Kosovo [ELK] ocupan territorio del sur de Serbia.
R.Tratamos de acabar con esas provocaciones para no proporcionarle a Belgrado la coartada para una acción armada. Está claro que algunos extremistas entre los nuestros no calculan correctamente las posibles consecuencias de tales acciones. Porque Milosevic planea depurar étnicamente de albaneses el sur de Serbia. Por allí pasa el corredor Tesalónica-Belgrado: la línea férrea y el acceso al Egeo.
P.Si Montenegro se independizase, eso representaría el fin de Yugoslavia. ¿No significaría eso también la oportunidad para Kosovo de independizarse, que hasta ahora sigue siendo "parte de Yugoslavia" desde el punto de vista del derecho internacional?
R.Por favor, ya estamos fuera de Yugoslavia.
P.Pero no de acuerdo con la resolución 1.244 de Naciones Unidas.
R.Esa resolución supuso transigir mucho para acabar con la guerra en Kosovo. Pero en ella no queda excluida una futura independencia. Las puertas están abiertas. Todo lo que no sea la independencia nos resulta impensable.
P.¿Y si la comunidad internacional insiste a pesar de todo en la integración de Kosovo en Yugoslavia?
R.Entonces tendríamos otra guerra. Todos nosotros, la población de Kosovo, nos echaríamos a las barricadas. Y hay incluso círculos políticos en Kosovo que sostienen que todos los albaneses tienen que estar en un único Estado. En Macedonia vive en estos momentos un 35% de albaneses, y también en Montenegro está aumentando su número. Somos un pueblo dividido.
P.O sea, ¿un paso hacia la Gran Albania?
R.Una confederación con Albania es una cuestión de tiempo. En este momento, a la población de Kosovo sólo le interesa un Estado independiente. Y esto, mejor ayer que mañana.
P.Dentro de unas décadas, los albaneses podrían ser el mayor pueblo de los Balcanes. Eso da miedo a algunos.
R.Es posible que la situación evolucione de esa manera. Pero eso no tiene por qué representar amenaza alguna para otros pueblos balcánicos. En cuanto seamos independientes, viviremos, cada uno en su casa, como amigos, también con los vecinos serbios. Además, el progreso económico reducirá nuestra elevada tasa de natalidad.
P.Pero un Kosovo independiente apenas podría sobrevivir desde el punto de vista económico.
R.Por supuesto que la economía y la infraestructura de Kosovo tendrán que ser reconstruidas con ayuda occidental. Antes de la guerra, como consecuencia de las represalias serbias, teníamos un 80% de paro y los serbios expoliaban nuestros recursos.Pero producíamos 600.000 toneladas de maíz y trigo; poseemos las mayores reservas de lignito de Europa y minerales de todo tipo. En cuanto al abastecimiento de energía, también somos autónomos.
P.Usted pedía hace un año que Kosovo tuviera un ejército propio. ¿No basta con la OTAN para la defensa?
R.La OTAN se quedará aquí para siempre, aunque probablemente con otra misión. Porque deseamos la integración en la Alianza Atlántica. No obstante, también deberíamos tener nuestro propio ejército para estar protegidos de los ataques serbios.
P.Durante la guerra, usted prometió seguridad a la población serbia de Kosovo y le pidió que se quedara. Ahora se expulsa a los serbios con brutalidad.
R.Nosotros, los albaneses, somos tolerantes, en principio. Pero, naturalmente, hubo traumas y frustraciones, cuando nuestra población, expulsada por los serbios, regresó y vio la destrucción y las fosas comunes. Ahora, por fin tenemos datos sobre cuántos voluntarios vinieron como verdugos del régimen de Belgrado a Kosovo, devastaron la zona durante 10 días y después se marcharon. Muchos albaneses están todavía buscando a sus parientes. Varios miles siguen sin duda en prisiones serbias. Pero no hubo ninguna campaña para matar a los serbios allá donde uno se los encontrara.
P.La principal misión del ejército internacional en Kosovo (Kfor) es ahora claramente la protección de los serbios.
R.En Kosovo siguen viviendo 100.000 serbios. Antes de la guerra eran unos 200.000. Además, estaban el Ejército, la policía, la Administración. Lamentablemente, también los serbios locales de Kosovo participaron en numerosas matanzas. En un Kosovo independiente, los serbios podrían decidir por sí mismos si desean integrarse como ciudadanos de Kosovo.
P.¿Espera que los serbios pidan disculpas?
R.Sería un primer paso para que se calmase la situación. Los serbios moderados de Kosovo ya han dado indicios de que están dispuestos a ello. De Belgrado, por el contrario, no espero arrepentimiento alguno.
P.¿Por qué no realiza usted mismo un gesto y se deja ver en algún entierro de serbios asesinados?
R.Nuestra población todavía no comprendería eso.
P.Su imagen quedó por los suelos hace un año, cuando se hicieron públicos sus encuentros con Milosevic durante la guerra. Su rival del ELK, Hashim Thaçi, le calificó de traidor al que habría que fusilar. ¿Sigue teniendo la confianza de la población?
R.Nuestro pueblo nunca tuvo dudas sobre mi actuación. Eso era solamente burda propaganda de Tirana y Belgrado. Si mañana hubiera elecciones presidenciales, las ganaría de nuevo. Los kosovares saben apreciar lo que vale.
© Der Spiegel
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